LOS HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS
Sorbona, la mejor Universidad de Francia en esa época, y se ordena sacerdote, el 9
de abril de 1678.
En marzo de 1679 se inicia un proceso que cambiará para siempre su vida. Un
encuentro casual con Adrián Nyel, “maestro de escuela” le pide ayuda para abrir
unas escuelas para pobres en Reims. La Salle lo ayuda a fundar una escuela bajo la
conducción de un puñado de hombres que hacen las veces de maestros. Así se inicia
la obra de Dios.
El 24 de junio de 1681 La Salle, poco a poco y sin darse cuenta, se va
comprometiendo con el proyecto de las escuelas para pobres y decide llevar a los
maestros a vivir a su casa para ayudarlos en su formación humana y cristiana. Un
año después se traslada con ellos a vivir en una casa alquilada, que puede ser
considerada como la primera Comunidad de Hermanos. Este gesto de dejar su forma
de vida para iniciar una nueva, mucho más sencilla, constituye un paso más de Juan
Bautista en el camino que El Señor le proponía sin que él se diera cuenta.
En agosto de 1683, renuncia a su Canonjía; el Obispo no acepta, pero ante la
insistencia y argumentos del solicitante, accede. La Salle puede dedicarse a dirigir
las Escuelas Cristianas y su comunidad de Maestros, sobre todo ahora que ya no
cuenta con Adrián Nyel quien había regresado a su ciudad de origen, Ruan, para
continuar con su trabajo.
En 1684 la miseria invade la región de la Champagna (Francia) y san Juan Bautista
de La Salle reparte sus bienes y toda su fortuna entre los más necesitados,
quedándose únicamente con una renta de 200 libras por consejo de su director
espiritual. Atónitos, los maestros empiezan a llamarlo Padre. Unos lo abandonan,
otros se unen a su nuevo grupo de maestros cristianos.
El 6 de junio de 1694, doce maestros, junto a La Salle, hacen su consagración
religiosa, y nace oficialmente la Congregación que se llamará en adelante “ Instituto
de los Hermanos de las Escuelas Cristinas . Además de los votos, adoptan el hábito
que los distinguirá como religiosos educadores. De allí en adelante fundan escuelas
cristianas por toda Francia y una en Roma, siempre con el mismo Espíritu de FE y
CELO. Logran vencer las dificultades que se les presentan porque son conscientes de
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