IDE Revista Impresa 638 Abril- Junio 2020 Segundo Trimestre 2020 | Page 14

Opinión Los procesos de reciclado químico son muy variados. Normalmente se clasifican en tres grupos como son: solvólisis o depolimerización, craqueo térmico y craqueo biológico. El proceso de solvólisis o depolimerización se realiza mediante la adición de diferentes agentes químicos, temperatura y/o presión. Se obtiene como productos, normalmente monómeros u oligómeros. Según el agente químico y las condiciones de reacción empleados para la escisión de la cadena los productos que se obtienen son diferentes. Así por ejemplo, a partir de un residuo de PET se puede obtener monómeros y oligómeros que tras una nueva polimerización pueden ser convertidos en un nuevo PET reciclado, pero con el mismo residuo y modificando las condiciones se pueden obtener monómeros para sintetizar y polimerizar poliuretano o una resina de poliéster insaturada. Esta tecnología ha sido la empleada en el proyecto FOAM2FOAM, de la convocatoria nacional RETOS de Colaboración para el reciclado de residuos post-consumo de poliuretano, procedente de diferentes fuentes como equipos eléctricos-electrónicos para volver a obtener nuevas piezas de poliuretano para el sector industrial. Dentro de los procesos de craqueo destaca la pirólisis. Este proceso se realiza a altas temperaturas, normalmente por encima de 400 0C en ausencia de oxígeno y como producto final se obtienen tres fases: 1) Sólida, 2) Líquida y 3) Gaseosa. Dependiendo de los residuos de partida, que pueden ser mezclados se obtienen diferentes productos. Hay que destacar, en este sentido, por ejemplo, la recuperación de fibras de carbono de residuos termoestables reforzados. Éste es un proceso, que además puede producir combustibles, pero en ese caso, no se trataría de un reciclado químico, bajando entonces un escalón en la jerarquía de residuos y definiéndose como una valorización o recuperación energética. En AIMPLAS se están desarrollando algunos proyectos de craqueo térmico, como son LIFE ECOMETHYLAL o RECIPAM. En el primer caso, se trata de un proyecto europeo, donde se demuestra una tecnología de gasificación para el tratamiento de residuos plásticos mezclados y donde se obtiene un producto como el metilal, de interés para la industria por ser un aditivo para gasolina y diésel que suprime emisiones. RECIPAM es un proyecto en el ámbito de la Comunidad Valenciana, subvencionado por la Agencia Valenciana de Innovación (AVI), donde se demuestra la reciclabilidad de residuos multicapa de poliamida con otros polímeros como polietileno y polipropileno. En este proyecto, se trabajan diferentes técnicas de reciclado, tanto mecánicas (como la compatibilización) como químicas (como la deslaminación o la pirólisis). Figura 4: Proceso de solvólisis a nivel de laboratorio. Por último, el craqueo biológico constituye una técnica prometedora, que está en sus inicios; hace uso 12 • IDE Información del Envase y Embalaje • abril–junio de 2020