IDE Online Magazine Septiembre 2017 | Page 141

En los años noventa las actitudes hacia el medio ambiente y los residuos cambiaron poco a poco. En 1991, se firmó el Decreto Töpfer en la recién unificada Alemania. Exigía que los detallistas aceptasen los envases de los consumidores, que los fabricantes recuperasen los envases de los minoristas y las empresas de embalaje recuperasen los envases usados de los fabricantes. El enfoque de Töpfer no proporcionó una solución viable a la cuestión de qué hacer con los montones de residuos de plástico. Sin embargo, obligó a los detallistas a contemplar la perspectiva de una regulación más estricta en cuánto a envases y embalajes.

A comienzos del nuevo milenio los diseñadores de envases y los técnicos en envase se pusieron a trabajar para intentar hacer que los envases fueran lo más livianos posible. Este enfoque no llegó a detener el diluvio interminable de residuos de plástico que estaba empezando a llenar nuestros océanos y perjudicar nuestro paisaje. El plástico ya es un material muy ligero cuando se pone frente a alternativas como el aluminio y el cartón, los intentos por reducir el peso del envase de plástico fueron exitosos, pero poca gente en la industria se daba cuenta que el plástico es principal motor de la degradación ambiental en cuánto a materiales para envase.

No fue hasta los últimos años (y después de la crisis financiera global) que finalmente empezamos a darnos cuenta de los efectos devastadores de nuestra adicción de décadas a los envases de plástico. El espectáculo poco edificante de las playas llenas de residuos de plástico se convirtió en una característica cada vez más regular de los boletines de noticias. Los medios de comunicación internacionales y los medios sociales locales comenzaron a informar sobre las autopsias de las ballenas varadas que revelaron que sus estómagos estaban atascados con cientos de piezas de microplástico y otros artículos de plástico.

Con niveles sin precedentes de conciencia tanto pública como política sobre el exceso de plástico desechable, ahora nos encontramos en una encrucijada. Armados con el conocimiento de que la conquista de plástico del mundo ha llevado a nuestro planeta al borde de una catástrofe ambiental, enfrentamos decisiones fundamentales.