El futuro de la robótica intuitiva y las líneas de envasado modulares configurables
Comentarios de Fernando Vaquerizo Product Marketing Manager en Omron Iberia
Mediante la combinación de la tecnología de visión integrada de Omron con la inteligencia para determinar la intención del oponente, esta evolución tecnológica establece relaciones nuevas y productivas entre los humanos y las máquinas. En este caso, las máquinas no siguen ciegamente un perfil de movimiento establecido para ejecutar una función programada, sino que se adaptan a la forma de pensar y moverse de su rival humano ajustando sus acciones en consecuencia.
Todos estos esfuerzos abren una nueva era en la colaboración entre humanos y robots, en la que estos últimos colaboran con los humanos en el mismo espacio físico sin las limitaciones
tradicionales de las protecciones o las vallas. Tal y como queda patente con nuestro robot Ping-Pong y su capacidad de detección, el futuro está más cerca de lo que podríamos pensar, lo que nos ofrece un destello del potencial de la verdadera armonización entre el hombre y la máquina en el entorno de trabajo para lograr una sociedad mucho
más sofisticada.
La capacidad de la máquina para adaptar sus acciones e intenciones al patrón humano revelará nuevas formas de colaboración entre personas y robots. En Omron ya estamos desarrollando las tecnologías que permitirán a los robots percibir más allá de sus límites. Estamos impulsando nuevas formas de enfocar aspectos como la seguridad de los robots.
Combinamos la tecnología de envasado clásica con los robots industriales modernos. Desde la máquina hasta la línea de envasado, las distancias se estrechan cada vez más. Los robots y los sistemas de visión aumentan la interoperabilidad entre los módulos de un conjunto de máquinas.
La máquina que antes se vendía como una unidad de producción independiente se está convirtiendo en un subsistema que basta con conectarlo para que funcione como parte de un grupo mayor de máquinas que trabajan juntas de forma fluida. De este modo, comparten la misma pantalla de control, supervisan las mismas variables de seguridad y se adaptan a las condiciones cambiantes del entorno.
Durante largos peloteos de tenis de mesa contra su oponente humano, nuestro robot Ping-Pong devuelve la bola de forma consistente a un punto y a una velocidad que facilita el golpeo por parte del oponente. El robot lo consigue porque, no solo reacciona cuando
ve la bola, sino que prevé la trayectoria y la velocidad de la misma en base a datos sobre la posición de la bola y el movimiento físico del rival.