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- 54 - SER CORTES Y OBEDIENTE Un ejemplo digno de notarse Si investigas la vida completa de Jesús, encontrarás que nunca fue descortés con nadie. Nunca avergonzó a nadie, y aunque algunos que trataron de avergonzarlo salieron ellos mismos avergonzados. Los fariseos que le llevaron la mujer descubierta en adulterio y le preguntaron si debían no apedrearla, en realidad pensaron que esta vez Jesús caería en la trampa. Estaban tan seguros de que Jesús saldría avergonzado que se reían en camino al templo. Estoy seguro que se reían. Pero cuando llegan sucedió algo extraño. Según lo tenían planeado, si Jesús decía que la mujer debía ser apedreada, lo acusarían de transgredir las leyes de Roma, porque los romanos decían que no se les permitiría a los judíos matar a nadie. Pero si Jesús decía que ella no debía ser apedreada, lo acusarían de transgredir las 1eye de Moisés, porque Moisés había dicho que cualquiera que cometiera adulterio debía ser apedreado hasta morir. (Véase Levítico 20: 10). Para gran sorpresa de los fariseos, Jesús dijo sencillamente: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). Luego se inclinó y empezó a escribir con sus dedos en el polvo del piso del templo. Cuando los fariseos se acercaron para ver lo que estaba escribiendo, vieron que Jesús estaba tranquilamente haciendo una lista de sus pecados secretos. Uno por uno de esos orgullosos hombres se dieron Vuelta y se escabulleron como perros azotados. ¡Qué avergonzados se quedaron! Y sin embargo, tenían que admitir que Jesús los había tratado con la más extrema cortesía y en forma mucho más bondadosa de la que se merecían. Así, era Jesús. Siempre cortés. Hasta con Judas, aunque él sabía que Judas lo traicionaría. [email protected]; [email protected]