Marcamos el territorio asignado con unas estacas e hilo, concluido esto quitamos toda la hierba, basura, piedras y lo que pudiera impedir el correcto crecimiento de nuestras plantas, al momento de tener todo limpio con un talache y un azadón dimos vuelta a la tierra para que la cosecha fuera más fácil. Al terminar con esto, llevamos tierra roja e estiércol de caballo para colocarlos sobre la tierra y así poder plantar… revolvimos la tierra con el estiércol y la regamos en todo nuestro territorio asignado. Seguido de esto regamos con abundante agua para que la tierra estuviera lista para el plantío.