HOLOCAUSTO BAJO LA LUPA
Lo que hace especial esta coyuntura actual es la activa participación de otro actor político: el bloque neo-socialista encabezado por los de siempre: Castro Rus y la Internacional, fuertemente apuntalados por la postura de Hugo Chávez Frías, y su acercamiento al bloque disidente encabezado por Mahmoud Amadineyad.
La postura de Ahmadineyad es simple; enfocar a la opinión pública hacía la ilegalidad sobre la que se fundamenta el estado de Israel. Para poner en evidencia dicha ilegalidad desde su fundación, señala el punto débil de la complexión nacional israelí: el holocausto.
Evidentemente, el paradigma en el que se fundamenta el accionar político, social y económico de Israel, es el trauma colectivo del rechazo, la persecución y el genocidio. El israelita, el judío cultural, NO SACERDOTAL, tiene como centralidad alrededor del cual gira su ser nacional o sujeto colectivo, al mito genocida, en sus dos polaridades, como víctima( El Holocausto) y victimario.( Con los palestinos).
Para el Judío Sacerdotal, el holocausto es propiciatorio, UN BIEN; es decir, algo bueno,“ Agradable al Señor”, y he ahí la otra función del mito, tener siempre presente este precepto que fundamenta la acción sacerdotal en el inconsciente colectivo israelí. Y decimos bien, INCONSIENTE, porque el judío cultural, el israelita, el ciudadano común, es ajeno ya a esta postura sacerdotal esotérica sobre el holocausto. La única forma en que puede asimilarlo es inconscientemente, a través de la postura exotérica del mito, y ese mito fue poderosamente
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