History, Wonder Tales, Fairy Tales, Myths and Legends Principales Leyendas, Mitos y Cuentos Chilenos | Page 257
La Huechula
La leyenda dice que la Huenchur era una antigua y muy conocida Machi, por ello
era muy visitada por las personas que necesitaban ayuda.
Un día, al salir a buscar hierbas medicinales al bosque, encontró entre los
matorrales a un leñador moribundo. Como era su deber, decidió ayudarlo y lo llevó
a su ruca, que se encontraba entre el lago Cucao y el lago Huelde; y posteriormente
utilizó sus habilidades para curar las heridas del leñador.
Con el paso del tiempo el leñador se recuperó y nació el amor entre ambos. Como
era la costumbre, ellos se casaron, y al pasar un año tuvieron una hija a la que
llamaron Huenchula. La Huenchula era una muchacha muy admirada por todos los
habitantes de la aldea vecina, por su hermosura y simpatía. Sus padres la adoraban.
Era ella quien realizaba todas las actividades hogareñas ya que la madre, una
famosa machi, dedicaba gran parte de su tiempo a labores propias de su profesión.
Un día, al regresar de su cotidiana faena de transportar agua desde el lago cercano,
manifestó a su madre su desagrado por este trabajo; no por el esfuerzo que el
mismo le demandaba, sino por el temor que le producía la presencia de un raro
animal, con ciertas formas de lobo y de hombre, que desde las aguas la
contemplaba, cada vez con mayor insistencia.
La madre, mujer acostumbrada a oír las ficciones y cuentos de sus clientes, no le
dio importancia ni crédito. Pensó que se trataba de las propias fantasías de la
muchacha, quien con su viva imaginación las hacía reflejar en el agua; así pues le
indicó que siguiera cumpliendo sin temor sus tareas y desechara esas fantasías que
podrían alterar su mente. Estos argumentos no convencieron a la Huenchula, quien
temerosa continuó sus viajes al lago, y siguió contemplando la misma visión cuya
realidad no le merecía duda y a la cual, poco a poco, fue perdiendo temor.
Una tarde, al agacharse para llenar su "chunga" (vasija) en las aguas del lago, el
misterioso animal alargó una mano, tomando suavemente la suya. El contacto de
esta mano fuerte y suave la sobrecogió de espanto y todo su cuerpo fue presa de un
fuerte escalofrío. Esta impresión se esfumó rápidamente ante la mirada tierna,
humilde y suplicante del raro animal y se transformó en una atracción irresistible
hacia él. Y a pesar de que no hablaba, sólo emitía una especie de balido, ella
comprendió claramente sus intenciones, se dejó atraer y ambos, siguiendo las aguas
del lago que bajan por el río, se perdieron hasta llegar al fondo del Océano Pacífico.
En casa de la Huenchula todo era intranquilidad por la demora de la muchacha,
siempre tan puntual en sus quehaceres. Ante esta situación, resolvió la madre salir
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