Historias de vida ZIKA Tubará | Page 2

MARÍA Un adagio popular señala que la vida �ene razones que la razón no conoce y parece que esto fuera el designio de muchas mujeres, quienes a pesar de sus decisiones resultaron inmersas en unas sucesiones de eventos carentes de explicación o cuyas explicaciones en el fondo las supera. Esta es la historia de María una joven de 23 años del municipio de Turará en el Atlán�co, hija de una familia que podría llamarse estable, de padres trabajadores, donde la madre ha provisto recursos a la economía domés�ca a través de la modistería, labor que desempeña con gran profesionalismo; a juzgar por el orgullo con el que ella señala la ropa que lleva puesta confeccionada por ella. Manifiesta también un inmenso amor por su papá, un hombre en extremo cuidador, quien hasta se ha desempeñado como Concejal de su pueblo y que no le �ene miedo al “rebusque”, hoy es mototaxista, con el fin de proporcionar a sus hijas una vida digna, y digo a sus hijas porque María es la mayor de dos mujeres más, una que trabaja en una biblioteca y la “niña” que aún no ha terminado su bachillerato. La familia de María también es una familia extensa, porque además conviven bajo el mismo techo su abuelita que ya no puede caminar, la �a que la cuida y dos �os más. La casa es constantemente visitada por otros hermanos de su padre, que vigilan permanentemente el des�no de aquella casa grande, la cual esperan como herencia, dice: “Hay cinco que son muy peleoneros… se dedicaron a hacerle la vida imposible a mi abuela, porque querían vender la casa, eso le dolió y ella dejó de cocinar, de lavar, hasta dejó de bañarse … porque ella era una señora muy ac�va, ella podía tener su bastón, pero ella… hacía ac�vidades de una abuelita normal…y entonces como dice mi mamá en cualquier momento mi abuela puede es�rar la pa�ca, y nos pueden echar”.