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de estos habitantes; pero a la autoridad, poco le importa este peligro, cuando,
no se preocupa en reclamar el auxilio facultativo de algún arquitecto de la
provincia que examine la obra: cuando el escándalo de los desplomes se repite
una, dos y hasta por tercera vez: cuando debe dictarse una medida enérgica
que ponga término a tanta sans façon como evidencia el Banco de Tortosa.
¡Señor Gobernador! ¿Puede consentirse esta mofa que se está haciendo,
montando un edificio que se viene al suelo, en gran parte, cada día?... ...
DIARIO DE TORTOSA - 9 de Febrero de 1886
EL MERCADO y "La Verdad"
Ni como periodistas, ni como hijos de Tortosa, quisiéramos bajo ningún
concepto, cargar con la responsabilidad moral que arguye un artículo de "La
Verdad" del sábado último en defensa del Mercado, y antes que tal cosa hacer,
romperíamos cien veces la pluma, pues que la misión del escritor es falsear los
hechos en beneficio de una sociedad particular, con detrimento de los intereses
de todo el vecindario, ni la sangre que el rubor agolpa a nuestros ojos, nos
dejaría estampar unos conceptos que Tortosa entera nos había de devolver,
envuelto su mentís en la indignación y el desprecio.
¿Que lo que decimos respecto al Mercado es infundado? Necesitase toda las
Sans bacón de que es capaz "La Verdad" para contestar a nuestras
aserciones, justificadas y robustecidas con opiniones autorizadas, con
argumentos atendibles con una negativa tan ligera como rotunda. Y lo que en
otra ocasión fuera con nosotros por lo antiguo y acostumbrado dispensable, no
lo es, no puede serlo hoy que Tortosa entera les acusa, mas que eso, les
confunde y anonada con su indignación, con sus terribles anatemas. No le
basta asegurar a "La Verdad" que es infundado lo que decimos; es necesario
que alguno mas autorizado, que ello nos pruebe y demuestre de un modo que
se oponga a la duda.
Continúa luego "La Verdad" «¿Puede persona humana prever lo ocurrido en el
Mercado, no contando con el incidente, ocasión del desastre?»
Tanto que aún sin este incidente, todo el mundo lo preveía, todo el mundo,
incluso nuestros albañiles que lo advirtieron a D. Juan Abril; incluso los
jornaleros que abandonaban la obra por su poca seguridad; incluso el público
todo que unánimemente lo repetía, e incluso nosotros, reiteradas veces, en
seguidos tonos y en todas formas. ¿Ha echado el colega en olvido nuestros
artículos técnicos sobre dicho asunto, que merecieron los plácemes de las
personas facultativas? Pues conteste a ellos, y después, atrévase a afirmar
que nadie podía prever lo sucedido.
Dice mas adelante que aquí no hay mas que un gran lienzo de pared sin
estribo alguno por la marcha regular de la obra y en el crítico momento de
sujetarlo, se desencadena sobre él un huracán de fuerza de 10 metros por
segundo, etc. etc.
Hay defensas que mas que perjudicar, matan; y de esta clase son las de "La
Verdad" De que haya un lienzo de pared sin estribo alguno, y en tan pésimas
condiciones de seguridad ¿puede demostrar "La Verdad" quien tiene la culpa?
Nosotros se lo diremos. Tiene la culpa la ineptitud de los facultativos que
dirigieron la obra; tiene la culpa, la autoridad que permite que el Arquitecto que
ha de revisar las obras del Mercado, sea a la vez juez y defensor de un mismo
litigio; la tiene cierto establecimiento de crédito que permite a ciertos entes, de
esos que tienen el don de ensuciar cuanto tocan, hacer de FACTOTUM en
ausencia del Sr. Abril, y la tiene, tanto como nadie, esa misma Verdad que
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