Historia del Mercado de Tortosa LLIBRE+MERCAT+DE+TORTOSA+FINAL | Page 152
en sus conciencias los sentimientos de justicia, tergiversando la cuestión,
aduciendo razones de ningún valor y fuerza, que al día siguiente han sido
deshechas de una manera clara y contundente por la prensa honrada, digna y
levantada que ha sabido con fuerza de patriotismo defender los intereses del
procomún.
Lo lamentable del caso está, en que no toda la prensa local, ha sabido llenar
este nobilísimo cometido.
Triste papel representan esos que se venden por cuatro dineros, como otros
Judas, para combatir la verdad de los hechos en contra de toda una población
y entregar a esta en manos de sus enemigos para arruinarla y perderla.
De esos entes los hay algunos que no son hijos de nuestra ciudad, tal
condición les dispensa un poco de conducta tan reprensible; ¿que les importa
a ellos el bien o el mal de Tortosa? Se les ha presentado un negocio y lo han
aceptado, como así acepta el verdugo su paga para ejercer tan innoble tarea.
Estos son los primeros defensores del Mercado de abastos, a pesar de las
condiciones que tan obra se encuentra. Estos son los que mas chillan y
vociferan, empleando palabras y estilos en sus defensas que a nadie
convencen y sí sólo sirven para dar a conocer, una vez mas, que el asunto del
Mercado está enredado desde el principio hasta el fin.
Entre los defensores del Mercado, encontraríamos quizá alguno que otro
deudor al Banco en mas de crecidas sumas, que les deben ser muy difícil
retornar en los plazos estipulados por falta de garantía suficiente; de esto
concebimos que puede haber mucho, muchísimo y no decimos mas por lo
delicado del negocio, y mucho nos equivocaríamos si no hubiera quien al leer
estas líneas, no dijera con gran despecho «Lo que dice EL ORDEN es la
verdad.»
Otra clase de defensores tiene la plaza de abastos de la alameda.
Presumimos que estos pueden ser los que se habían formado la ilusión de
arrancar por éste o aquel servicio una buena prima, porqué esto de las primas
es muy frecuente en las grandes empresas.
Nosotros sabemos de una manera muy cierta, que ha habido seis
desgraciados, rastreros y miserables, que se han interpuesto entre los
contratantes de una obra y por circunstancias especiales, han tenido la
desfachatez y truhanería de exigir hasta una prima de trece mil duros.
Por esto decimos que no fuera extraño que en las obras del Mercado hubiera
también algunos primistas y que los tales fuesen defensores de la obra. Hay
otra clase de defensores del Mercado, los mas nobles, dignos y puestos en
razón; estos son los accionistas del Banco. A estos les compadecemos, pues
son las víctimas, los que han de pagar los platos rotos, son los que de buena fe
defienden la obra. Pagaron las acciones a veinticinco y hoy no les valen mas
que doce. Si las obras se aprobaran como el concesionario pretende, las
acciones tomarían favor, esto sería un gran consuelo; los accionistas pues,
tienen excusa en defenderse, tienen allí sus capitales y lo que quisieran ellos
es reembolsarse.
A grandes rasgos, hemos bosquejado los que son los defensores del Mercado.
Ahora solo falta que nuestros lectores les conozcan personalmente, aunque
bien seguros estamos que todos a la vez nos dirán: «No hay necesidad que
Vds. se molesten, sabemos quienes son, les conocemos demasiado.»
Llama la atención especialmente, la del actual Alcalde D. Pascual
Ballesté Franch, precisamente por tratarse de la primera autoridad.
Recordamos quien firma el dictamen de fecha 18 de Junio de 1887, como
miembro de la Comisión de Obras... cambiar de chaqueta, sobre todo por
intereses, es cosa frecuente.
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