Vista de la vega en los años sesenta( foto de Juan José Herrero) y recreación del paisaje industrial. En ell siglo XVIII el paisaje depende menos de la tecnología que de los elementos naturales( Museo preindustrial de la caña de azúcar, Motril).
Algunos autores consultados asumen de facto que esta situación es plenamente capitalista y tienden a analizar los datos en función de volumen de producción, costos, rendimientos e inversiones, dejando de lado aquellos otros elementos que son los responsables últimos de la crisis económica y social que convierten a Motril y a su comarca en un mísero paisaje en la segunda mitad del siglo XVIII. Es decir, obvian la dinámica interna de las sociedades preindustriales, por muy ilustradas que sean, y casi lamentan un desarrollo industrial perdido, como si hubiera tenido alguna posibilidad de éxito tal y como se planteó.
Particularmente pienso que las transformaciones producidas en una sociedad, más si es ciertamente cerrada en todos los sentidos como lo era la motrileña, se deben en mayor medida a las transformaciones internas de dicha sociedad y a las relaciones que las fuerzas productivas establecen entre sí, generando, dialécticamente, transformaciones más o menos visibles que no sólo no cambian a lo largo del siglo XVIII, sino que se mantienen estables y en las mismas condiciones que durante toda la Edad Moderna. Por tanto, la crisis de la caña de azúcar que es el elemento determinante de todo este siglo en nuestra ciudad difícilmente puede explicarse en términos de competencia internacional o de variación de precios. Aunque no pretendo afirmar que estos elementos no tuvieran relación alguna con ella, creo que no puede explicarse desde una óptica capitalista, sino que tendría que hacerse desde la perspectiva del agotamiento de las fuerzas productivas( crisis ecológica, agotamiento del sistema, relaciones preindustriales atrasadas y sin ninguna pulsión por la innovación técnica, etcétera) presentes en el momento y de sus relaciones, que son claramente de raíz y de planteamientos precapitalistas.
Sí afirmamos con Artola 1 que la etapa histórica anterior a la Revolución industrial se caracteriza en la organización de la producción por la escasez de bienes de producción producidos( es lo que se denomina habitualmente capital), que no puede compararse con el valor que tiene el trabajo directo en cualquier producto, y por la limitada incidencia de los cambios tecnológicos, que no se ven obligados a adaptarse a fuertes modificaciones. Creemos que la comarca de la costa se ajusta perfectamente a estas características durante el siglo
XVIII.
Lo que determina las formas de vida y las posibilidades de supervivencia de estas poblaciones es mucho más su relación con los factores naturales, con el río, con el terrazgo, con el clima, que su dominio tecnológico. Además, estas condiciones naturales vendrán determinadas por un entramado de relaciones sociales que hunden sus raíces en elementos propios del Antiguo Régimen, en las que la búsqueda de la renta y la pertenencia al estamento, como marca de relación social, prevalecen claramente por encima de la realización del interés individual, la optimización de los beneficios o la meritocracia.
La producción, del tipo que sea, el reparto de los productos y la asignación de los recursos, es decir, de la renta a cada grupo social, dependerán básicamente de este entramado de relaciones precapitalistas, lo mismo que el control social y político que unos determinados estamentos proyectan sobre el conjunto del cuerpo social.
Así pues, repasaremos en primer lugar los elementos que sustentan el sistema: las fuerzas productivas, pero siendo este un artículo de
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 148 05 / 01 / 2011, 10:23