HIDROPOLIS 01 2013 | Page 4

La laguna La Picasa está ubicada en la región sur de la provincia de Santa Fe y sudeste de Córdoba, abarca 5300 km2 y es hidrológicamente endorreica. El aumento de la superficie anegada ha transformado a la región en un territorio altamente inestable y de impredecible futuro. Las localidades de Rufino, Diego de Alvear y Aarón Castellanos (pcia de Santa Fe) fueron las poblaciones más afectadas por las inundaciones, fundamental-mente estas dos últimas que aún hoy tienen mucha superficie de campos productivos bajo elagua

Las inundaciones generan alteraciones ambientales de difícil reversión: alta tasa de evacuados, grandes extensiones rurales inutilizadas, daños en la infraestructura, interrupción de las vías de comunicación, canalizaciones anárquicas, problemas sanitarios, desocupación rural y urbana y el incremento del éxodo rural, entre otras.

Todos estos problemas se manifestaron en mayor o menor grado en la cuenca de La Picasa, de allí la importancia que reviste como unidad de análisis de este trabajo.

Durante gran parte de la última década, las precipitaciones en algunos lugares de la cuenca superaron los 1200 mm, en una zona con un régimen que oscilaba entre los 600 y 700 mm anuales. Ello determinó que la altura de la laguna La Picasa que, a inicios de 1997 no llegaba a una cota de 100 m, comenzara a ascender hasta llegar a los 108,80 m en el 2002, ocupando una superficie de 35.834 has (Montico, 2001). Entre febrero y marzo del 2007, la laguna volvió a elevar su cota, casi a los niveles del 2002.

Por otra parte, los cambios en el uso del suelo debidos al proceso de intensificación agrícola, han contribuido a agravar el problema de las inundaciones en tanto el reemplazo de pasturas permanentes por cultivos anuales disminuye el grado de infiltración de agua en el perfil y acelera el escurrimiento natural.

En este contexto, y ya a partir del año 1998, comienzan los reclamos del sector agrope-cuario, directamente afectado, encabezados por la Sociedad Rural de Rufino. Se solicita a las autoridades provinciales que “sería fundamental que las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba trabajen en conjunto a través de sus organismos técnicos”, a fin de buscar una solución integral al problema“ (Sociedad Rural de Rufino, 1998).

Luego de numerosos conflictos, en los últimos años se realizaron las obras denominadas “internas” en el marco del Plan Nacional de Inundaciones. El Estudio de Diagnóstico elaborado por la Universidad Nacional del Litoral en el año 1999 propuso vincular la cuenca de La Picasa con la cuenca del Río Salado (Buenos Aires) para la evacuación de eventos de manejo ordinario o de baja recurrencia. Para eventos extraordinarios o de alta recurrencia se previó construir una transfluencia hacia el arroyo Pavón, en Santa Fe. Las obras proyectadas y a construir consisten en un conjunto de canales de vinculación entre lagunas y bajos naturales. Sin embargo, las obras están lejos de haberse concluido. Podemos afirmar que hay consenso en las comunidades de que el proyecto oficial es sólo una solución parcial y lo atribuyen a que no respondió a un estudio serio y a que las obras se demoraron indefinidamente.

Ahora bien, partimos del concepto que un desastre ocurre sólo “cuando las pérdidas producidas por un suceso superan la capacidad de la población de soportarlas o cuando los efectos impiden que pueda recuperarse fácilmente”. Esto es, el desastre sólo es desastre en condiciones de vulnerabilidad y ésta expresa el “grado en el que los diferentes grupos sociales están diferencialmente en riesgo” (Cardona, 2001).

En el caso que nos ocupa, y retomando el concepto de desastre como un proceso social e históricamente construido, dijimos que la posibilidad de que este ocurra depende del grado de vulnerabilidad de un grupo social. En este sentido, la identificación de las prácticas dominantes de un grupo (que reflejan, a su vez, la estructura de jerarquías dentro de la comunidad), orientadas por el significado atribuido a los problemas, constituye un camino para explicar el grado de vulnera-bilidad y su relación con la ocurrencia de un desastre.

Pero además, debemos considerar que el proceso de negociación para la búsqueda de soluciones al problema del manejo de los recursos hídricos en la cuenca fue asumido por actores externos a las comunidades, lo que implica interfases entre los actores locales y técnicos y gestores, reconocidos como portadores del capital cultural y/o simbólico. El supuesto es que el cambio debe venir desde afuera de las comunidades. Si la propuesta de solución fue entonces definida a priori puede esperarse que los actores locales se enrolen en el punto de vista de los “que saben”, pero ello no implica que definan del mismo modo las soluciones posibles. Siempre opondrán “resistencias” con el objetivo de sostener sus propios significados construidos histórica-mente y plasmados en sus líneas de acción. Siempre habrá conflictos entre sectores para imponer una definición en función de sus intereses y metas y, por lo tanto, los resultados del proceso de intervención no serán generalmente los esperados.

En función de este marco de referencia, el objetivo de este trabajo consiste en analizar e interpretar el conjunto de significaciones que las comunidades construyen en torno al “desastre ambiental” causado por las inundaciones y en torno a las soluciones propuestas para evitarlo en la instancia de un diagnóstico participativo. Lo que se busca es diseñar una metodología que permita integrar la producción de conocimientos entre todos los actores involucrados en un sistema de gestión de recursos hídricos a nivel de cuenca de modo de alcanzar soluciones que respondan a las exigencias de un desarrollo endógeno y sostenible, y susceptible de ser replicada en otros ambientes.

Para ello es necesario contribuir a generar un espacio que facilite la interacción discursiva, la reflexión y la negociación con el objetivo de intentar alcanzar un cierto grado de consenso. Consenso (3) en el sentido de que los actores identifiquen y prioricen los aspectos que creen más urgentes en relación con la gestión de los recursos hídricos y evalúen la brecha existente entre la condición actual y la que visualizan como ideal u óptima.

EL CASO DE LAS INUNDACIONES EN LA LAGUNA LA PICASA: ¿UNA OPORTUNIDAD PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA REPRESENTACIÓN COLECTIVA DEL “DESASTRE AMBIENTAL”?

ROSENSTEIN, S.; MONTICO, S.; BONEL, B.; ROSENSTEIN, C.