TRASel
Desperté muchas veces durante la noche, cómo cada vez que deseaba descansar y me disponía a intentar dejar mi mente en blanco.
Cuando la alarma por fin sonó, tomé mi celular y te deseé buenos días. Ojalá hubieras estado ahí cuando desperté, para calmar mis pesadillas y decirme que todo era solo un mal sueño.
Tomé el bus para ir a la universidad, y al momento de bajarme sentía que algo no andaba bien, las calles estaban desiertas, y las pocas personas que se veían a través de las ventanas de las viviendas, parecían evitarme.
Entré a la sala en la que me tocaba clases y nadie se apareció por ahí, al salir, me llegó un mensaje tuyo que decía que escapara, que corriera. No entendía nada, estaba todo dando vueltas en mi cabeza. ¿Qué ocurrió con todo el mundo?
Salí a la calle para volver tomar un bus que me llevara hasta tu casa, hasta que un policía me detuvo, me pidió mis documentos. Corrí, no entendía que pasaba, por alguna razón, mi ropa se encontraba teñida de sangre, que no era mía. De pronto, comencé a recordar, era miércoles y paseábamos por el parque, cuando de pronto un hombre comenzó a disparar, me gritaste que corriera, que escapara, pero yo no te quería dejar. Cuando diste la vuelta para tomar mi mano, una bala atravesó tu pecho y el mío, impactando nuestros corazones.
¿Dónde estabas? ¿Qué estaba pasando conmigo?
Solo me deje caer, mientras comenzaba a sentir como poco a poco nadie notaba mi presencia en aquel lugar, corrí hasta donde sabía que te encontraría, donde tenía el último recuerdo, el parque.
Al llegar solo vi policías y ambulancias, dos cuerpos tapados por una capa color azul. Me acerqué, levante con cuidado la cubierta y nos vi, tendidos sobre hojas que parecen más emanadas de nosotros que de los árboles. Entonces de pronto lo entendí.
Nosotros, dos partes unidas, entrelazadas en el ajetreo del latir constante, del correr por las manecillas de un reloj que no es nuestro. Intentando pelear contra monstruos invisibles y otros no tanto; desenvainando espadas y cubriendo nuestros sentimientos con yelmos construidos por nosotros mismos. Defendiendo nuestros ideales y los del otro, haciendo nuestras sus batallas y refugiándonos el uno en el otro.
Un corazón, compuesto de dos, con el mero objetivo de amar y de vivir, hasta aquel día.
Nucleoide.
CORAZÓN