Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 75
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captura en Lima de Abimael Guzmán Reinoso y de los principales dirigen-
tes de su organización por parte del GEIN.
• Declive de la acción subversiva, autoritarismo y corrupción (septiembre de
1992 - noviembre de 2000): comienza con la captura de Abimael Guzmán y
la cúpula senderista, y se extiende hasta el abandono del país del ingeniero
Alberto Fujimori.
P RIMER PERÍODO: EL INICIO DE LA VIOLENCIA ARMADA (MAYO DE 1980 -DICIEMBRE DE 1982 )
El conflicto armado interno que padeció el Perú se inició con la decisión del PCP-
SL de declarar la guerra al Estado peruano. La acción simbólica que marcó el co-
mienzo de la lucha armada senderista fue la quema pública de las ánforas electo-
rales en el distrito de Chuschi (Cangalla, Ayacucho) el 17 de mayo de 1980, con
ocasión de las elecciones generales. Con ello, el PCP-SL se automarginó del proce-
so democrático abierto con los comicios celebrados ese día, y dio inicio a una
violenta campaña cuyo objetivo era destruir el Estado peruano y someter a la so-
ciedad peruana a un régimen autoritario y totalitario.
En un principio, el PCP-SL realizó atentados esporádicos contra la propiedad
pública y privada, y acciones de propaganda armada. La gravedad de sus actos
fue aumentando paulatinamente hasta llegar al asesinato sistemático y a los ata-
ques contra las fuerzas policiales que buscaban provocar una represión estatal
cada vez más dura en su contra; su objetivo era que se definiese una situación de
conflicto armado interno.
Las primeras acciones senderistas fueron percibidas inicialmente como hechos
marginales y de poca repercusión nacional. Se las evaluaba con una actitud que
combinaba la subestimación y el desconcierto, lo que permitió el crecimiento de la
presencia senderista en ciertas áreas del departamento de Ayacucho y Huancavelica.
Entre 1980 y 1981, la atención de la opinión pública estuvo enfocada en el proceso
de transferencia del poder a los civiles después de doce años de dictadura militar,
así como en las primeras medidas del nuevo régimen político. Entre los círculos
de la izquierda legal las acciones iniciales del PCP-SL eran vistas con extrema sus-
picacia, llegando incluso a ser consideradas como operativos encubiertos de las
fuerzas del orden destinados a desprestigiar o sabotear la presencia y participa-
ción de organizaciones políticas izquierdistas en la escena oficial tal y como había
sucedido en otros países de América Latina.
Aunque en años anteriores no se descartaba el alzamiento en armas de algunos
grupos radicales de izquierda, el fenómeno particular iniciado por el PCP-SL des-
concertó a las fuerzas del orden. En general éstas hubieran esperado la repetición
de un proceso guerrillero similar al ocurrido en 1965. La formación contrasubversiva
que habían recibido las preparaba únicamente para fenómenos de este tipo o, en
el mejor de los casos, para enfrentar a grupos armados semejantes a los que por
esos años actuaban en otros países de América Latina. Al no poder definir con
claridad el tipo de adversario que enfrentaban, los trabajos de inteligencia del
período previo e inicial estuvieron erróneamente dirigidos. Las posibilidades de
evitar el curso de los acontecimientos a partir de este tipo de trabajo fueron esca-
sas debido al muy reducido tamaño de la organización, a su similitud con muchas