HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 62
—Muchas gracias.
Estaba a punto de volver a subir la escalera, cuando tío Vernon finalmente
habló.
—Qué forma curiosa de ir a una escuela de magos, en tren. ¿Las
alfombras mágicas estarán todas pinchadas?
Harry no contestó nada.
—¿Y dónde queda ese colegio, de todos modos?
—No lo sé —dijo Harry; dándose cuenta de eso por primera vez. Sacó del
bolsillo el billete que Hagrid le había dado—. Tengo que coger el tren que sale
del andén nueve y tres cuartos, a las once de la mañana —leyó.
Sus tíos lo miraron asombrados.
—¿Andén qué?
—Nueve y tres cuartos.
—No digas estupideces —dijo tío Vernon—. No hay ningún andén nueve y
tres cuartos.
—Eso dice mi billete.
—Equivocados —dijo tío Vernon—. Totalmente locos, todos ellos. Ya lo
verás. Tú espera. Muy bien, te llevaremos a King Cross. De todos modos,
tenemos que ir a Londres mañana. Si no, no me molestaría.
—¿Por qué vais a Londres? —preguntó Harry tratando de mantener el tono
amistoso.
—Llevamos a Dudley al hospital —gruñó tío Vernon—. Para que le quiten
esa maldita cola antes de que vaya a Smeltings.
A la mañana siguiente, Harry se despertó a las cinco, tan emocionado e
ilusionado que no pudo volver a dormir. Se levantó y se puso los tejanos: no
quería andar por la estación con su túnica de mago, ya se cambiaría en el tren.
Miró otra vez su lista de Hogwarts para estar seguro de que tenía todo lo
necesario, se ocupó de meter a Hedwig en su jaula y luego se paseó por la
habitación, esperando que los Dursley se levantaran. Dos horas más tarde, el
pesado baúl de Harry estaba cargado en el coche de los Dursley y tía Petunia
había hecho que Dudley se sentara con Harry, para poder marcharse.
Llegaron a King Cross a las diez y media. Tío Vernon cargó el baúl de
Harry en un carrito y lo llevó por la estación. Harry pensó que era una rara
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