HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 51
en un amplio vestíbulo de mármol. Un centenar de gnomos estaban sentados
en altos taburetes, detrás de un largo mostrador, escribiendo en grandes libros
de cuentas, pesando monedas en balanzas de cobre y examinando piedras
preciosas con lentes. Las puertas de salida del vestíbulo eran demasiadas para
contarlas, y otros gnomos guiaban a la gente para entrar y salir. Hagrid y Harry
se acercaron al mostrador.
—Buenos días —dijo Hagrid a un gnomo desocupado—. Hemos venido a
sacar algún dinero de la caja de seguridad del señor Harry Potter.
—¿Tiene su llave, señor?
—La tengo por aquí —dijo Hagrid, y comenzó a vaciar sus bolsillos sobre
el mostrador, desparramando un puñado de galletas de perro sobre el libro de
cuentas del gnomo. Éste frunció la nariz. Harry observó al gnomo que tenía a la
derecha, que pesaba unos rubíes tan grandes como carbones brillantes.
—Aquí está —dijo finalmente Hagrid, enseñando una pequeña llave
dorada.
El gnomo la examinó de cerca.
—Parece estar todo en orden.
—Y también tengo una carta del profesor Dumbledore —dijo Hagrid,
dándose importancia—. Es sobre lo-que-usted-sabe, en la cámara setecientos
trece.
El gnomo leyó la carta cuidadosamente.
—Muy bien —dijo, devolviéndosela a Hagrid—. Voy a hacer que alguien
los acompañe abajo, a las dos cámaras. ¡Griphook!
Griphook era otro gnomo. Cuando Hagrid guardó todas las galletas de
perro en sus bolsillos, él y Harry siguieron a Griphook hacia una de las puertas
de salida del vestíbulo.
—¿Qué es lo-que-usted-sabe en la cámara setecientos trece? —preguntó
Harry.
—No te lo puedo decir —dijo misteriosamente Hagrid—. Es algo muy
secreto. Un asunto de Hogwarts. Dumbledore me lo confió.
Griphook les abrió la puerta. Harry, que había esperado más mármoles, se
sorprendió. Estaban en un estrecho pasillo de piedra, iluminado con antorchas.
Se inclinaba hacia abajo y había unos raíles en el suelo. Griphook silbó y un
pequeño carro llegó rápidamente por los raíles. Subieron (Hagrid con cierta
dificultad) y se pusieron en marcha.
Al principio fueron rápidamente a través de un laberinto de retorcidos
pasillos. Harry trató de recordar, izquierda, derecha, derecha, izquierda, una
bifurcación, derecha, izquierda, pero era imposible. El veloz carro parecía
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