HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 203
—Sí... Potter... ven aquí.
Hizo sonar las manos una vez y las sogas cayeron. Harry se puso
lentamente de pie.
—Ven aquí —repitió Quirrell—. Mira en el espejo y dime lo que ves.
Harry se aproximó.
«Tengo que mentir —pensó, desesperado—, tengo que mirar y mentir
sobre lo que veo, eso es todo.»
Quirrell se le acercó por detrás. Harry respiró el extraño olor que parecía
salir del turbante de Quirrell. Cerró los ojos, se detuvo frente al espejo y los
volvió a abrir.
Se vio reflejado, muy pálido y con cara de asustado. Pero un momento
más tarde, su reflejo le sonrió. Puso la mano en el bolsillo y sacó una piedra de
color sangre. Le guiñó un ojo y volvió a guardar la Piedra en el bolsillo y,
cuando lo hacía, Harry sintió que algo pesado caía en su bolsillo real. De
alguna manera (era algo increíble) había conseguido la Piedra.
—¿Bien? —dijo Quirrell con impaciencia—. ¿Qué es lo que ves?
Harry, haciendo de tripas corazón, contestó:
—Me veo con Dumbledore, estrechándonos las manos —inventó—. Yo...
he ganado la copa de la casa para Gryffindor. Quirrell maldijo otra vez.
—Quítate de ahí —dijo. Cuando Harry se hizo a un lado, sintió la Piedra
Filosofal contra su pierna. ¿Se atrevería a escapar?
Pero no había dado cinco pasos cuando una voz aguda habló, aunque
Quirrell no movía los labios.
—Él miente... él miente...
—¡Potter, vuelve aquí! —gritó Quirrell—. ¡Dime la verdad! ¿Qué es lo que
has visto?
La voz aguda se oyó otra vez.
—Déjame hablar con él... cara a cara...
—¡Maestro, no está lo bastante fuerte todavía!
—Tengo fuerza suficiente... para esto.
Harry sintió como si el Lazo del Diablo lo hubiera clavado en el suelo. No
podía mover ni un músculo. Petrificado, observó a Quirrell, que empezaba a
desenvolver su turbante. ¿Qué iba a suceder? El turbante cayó. La cabeza de
Quirrell parecía extrañamente pequeña sin él. Entonces, Quirrell se dio la
vuelta lentamente.
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