HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 197
por el siguiente pasadizo.
—¿Y si él está...?
—Él estará bien —dijo Harry, tratando de convencerse a sí mismo—. ¿Qué
crees que nos queda?
—Tuvimos a Sprout en el Lazo del Diablo, Flitwick debe de haber
hechizado las llaves, y McGonagall transformó a las piezas de ajedrez. Eso nos
deja el hechizo de Quirrell y el de Snape...
Habían llegado a otra puerta.
—¿Todo bien? —susurró Harry.
—Adelante.
Harry empujó y abrió.
Un tufo desagradable los invadió, haciendo que se taparan la nariz con la
túnica. Con ojos que lagrimeaban debido al olor, vieron, aplastado en el suelo
frente a ellos, un trol más grande que el que habían derribado, inconsciente y
con un bulto sangrante en la cabeza.
—Me alegro de que no tengamos que pelear con éste —susurró Harry,
mientras pasaban con cuidado sobre una de las enormes piernas—. Vamos, no
puedo respirar.
Abrió la próxima puerta, los dos casi sin atreverse a ver lo que seguía...
Pero no había nada terrorífico allí, Sólo una mesa con siete botellas de
diferente tamaño puestas en fila.
—Snape —dijo Harry—. ¿Qué tenemos que hacer?
Pasaron el umbral y de inmediato un fuego se encendió detrás de ellos. No
era un fuego común, era púrpura. Al mismo tiempo, llamas negras se
encendieron delante. Estaban atrapados.
—¡Mira! —Hermione cogió un rollo de papel, que estaba cerca de las
botellas. Harry miró por encima de su hombro para leerlo:
El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está detrás,
dos queremos ayudarte, cualquiera que encuentres,
una entre nosotras siete te dejará adelantarte,
otra llevará al que lo beba para atrás,
dos contienen sólo vino de ortiga,
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