HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 101
—¡Es una Recordadora! —explicó—. La abuela sabe que olvido cosas y
esto te dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Mirad, uno la sujeta así,
con fuerza, y si se vuelve roja... oh... —se puso pálido, porque la Recordadora
súbitamente se tiñó de un brillo escarlata—... es que has olvidado algo...
Neville estaba tratando de recordar qué era lo que había olvidado, cuando
Draco Malfoy que pasaba al lado de la mesa de Gryffindor; le quitó la
Recordadora de las manos.
Harry y Ron saltaron de sus asientos. En realidad, deseaban tener un
motivo para pelearse con Malfoy, pero la profesora McGonagall, que detectaba
problemas más rápido que ningún otro profesor del colegio, ya estaba allí.
—¿Qué sucede?
—Malfoy me ha quitado mi Recordadora, profesora.
Con aire ceñudo, Malfoy dejó rápidamente la Recordadora sobre la mesa.
—Sólo la miraba —dijo, y se alejó, seguido por Crabbe y Goyle.
Aquella tarde, a las tres y media, Harry, Ron y los otros Gryffindors bajaron
corriendo los escalones delanteros, hacia el parque, para asistir a su primera
clase de vuelo. Era un día claro y ventoso. La hierba se agitaba bajo sus pies
mientras marchaban por el terreno inclinado en dirección a un prado que
estaba al otro lado del bosque prohibido, cuyos árboles se agitaban
tenebrosamente en la distancia.
Los Slytherins ya estaban allí, y
cuidadosamente alineadas en el suelo. Harry
Weasley quejarse de las escobas del
comenzaban a vibrar si uno volaba muy
ligeramente torcidas hacia la izquierda.
también las veinte escobas,
había oído a Fred y a George
colegio, diciendo que algunas
alto, o que siempre volaban
Entonces llegó la profesora, la señora Hooch. Era baja, de pelo canoso y
ojos amarillos como los de un halcón.
—Bueno ¿qué estáis esperando? —bramó—. Cada uno al lado de una
escoba. Vamos, rápido.
Harry miró su escoba. Era vieja y algunas de las ramitas de paja
sobresalían formando ángulos extraños.
—Extended la mano derecha sobre la escoba —les indicó la señora
Hooch— y decid «arriba».
—¡ARRIBA! —gritaron todos.
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