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vuelva a repetir, por un lado, intentado respetar su espacio,
y, por otro, teniendo especial cuidado cuando este espacio
tiene que ser compartido, ya sea por cazadores (sobre todo
de jabalíes) o por pastores.
Por eso este refugio era especial, no solo desde el pun-
to de vista arquitectónico. El proyecto partió del programa
Piroslife, cuyo principal objetivo es la consolidación del oso
pardo en el Pirineo Central. Está pensado para que el pastor,
que vigila unas mil cabezas de ganado ovino, tuviera un sitio
donde quedarse con el mínimo impacto ambiental. También
permitía gestionar mejor los pastos donde permanecen las
ovejas, disminuyendo los desplazamientos diarios del gana-
do. No era un proyecto para cualquier arquitecto.
Josep Bunyesc es experto en viviendas pasivas (PHPP).
Se conoce con este nombre a los edificios que requieren de
poca energía para funcionar, gracias a un uso inteligente de
los espacios, y que acumulan aquella que no consumen para
poder cederla a otras utilidades. Un inmueble de este tipo
puede llegar a ahorrar hasta un 90% del consumo energéti-
co. Desde que se construyera su propia casa siguiendo este
modelo, Bunyesc ha dirigido su carrera hacia este tipo de
arquitectura sostenible, buscando siempre nuevos retos. No
solo sobre plano, sino en los entornos más abruptos e inac-
cesibles. Esta búsqueda de retos llevó a Bunyesc a la monta-
ña de Bonabé y al refugio Salau.
La presencia de nieve en invierno hacía imposible que la
construcción se llevara a cabo en dicha época; la presencia de
osos en verano limitaba el tiempo disponible para la misma.
Pero estas no fueron grandes limitaciones para Bunyesc. “Hi-