habitissimo | página 42
En el verano de 2011, la cantante Zahara llamó a un grupo de
músicos y se fue hasta Banyeres del Penedès, en Tarragona.
Allí, en una torre de defensa de una edificación medieval del
siglo XII, cogieron sus guitarras, ella su voz, y la música hizo
el resto. En La Casa Murada, que así es como se llama esta
masía, Zahara grabó su primer trabajo fuera de la grandes
compañías discográficas, La pareja tóxica.
“Una de las cosas que me hicieron fijar en este lugar es
que es un estudio residencia, permite tener horarios libres y
para la grabación de música y crear un ambiente relajado es
muy positivo; había noches que, después de cenar, relajados,
riendo, con el vino de la cena, hacíamos una sesión en directo
y nos quedaba un temazo”, cuenta la cantante. Un entorno
arquitectónico de piedra que puso los cimientos de una nueva
etapa de éxitos que se alarga ya más de siete años.
Porque la vida personal y profesional de Zahara (Úbeda, Jaén,
1983) podría asemejarse a la construcción de un rascacielos:
estructura sólida y cristal en la fachada que demuestra que
su transparencia es tan férrea como el hormigón que la suje-
ta. Su trayectoria como cantante y también a nivel personal
parece siempre estar unida a un edificio, a un espacio. Su
último trabajo –el octavo de su carrera–, Astronauta, también
tuvo su desarrollo en un estudio residencia similar a la mítica
La Casa Murada, pero esta vez en Gales, bajo la dirección
y producción de Matthew Twaites y durante dos semanas.
“El entorno a la hora de grabar un disco es esencial. En mi
último trabajo estábamos muy relajados, teníamos incluso
cocineros que se encargaban de todo. Aún recuerdo los de-
sayunos en su patio, en pleno mes de julio, cargando energía
para después ir al estudio a grabar”, explica.
Este último trabajo de Zahara tiene mucho que ver con aquel
La pareja tóxica, cierra un ciclo o, más bien, retorna a lo que
funcionó hace tiempo, pero que en este momento se pre-
senta más serena y madura. “Con el paso de los años, parece
que siempre regreso a los mismos lugares que me hicieron
feliz en su día, pero no solo físicos, también a los emociona-
les. Astronautas es un trabajo que bebe de los recuerdos de
haber pasado por otros espacios para después poder crear
un nuevo camino”, reflexiona. La ubetense disfruta ahora
de su consolidación como artista, más allá de sus más de
135.000 seguidores en Instagram.
Más de 15 mudanzas
Desde que a los 12 años compusiera su primera canción, Una
palabra, y tras estudiar jazz y pasar por infinidad de locales de
toda la geografía española, con su guitarra a cuestas y como
parte de esa generación de mujeres autoras que irrumpió de
repente en la música patria, entre las que está Anni B Sweet,
Alondra Bentley o Russian Red, Zahara no ha hecho más que
subir plantas de su torre particular. “He vivido en Granada, en
Barcelona y ahora en Madrid, y aquí me quedo; esta ciudad
En casa de