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Seamos claros. Las chimenas tradicionales no atraviesan
por su mejor momento. Numerosos países europeos están
tomando partido para que las viviendas que cuentan con
este sistema de calor adopten otras medidas para conseguir
el confort y el bienestar asociado a su poder calorífico. Los
problemas que generan en cuestiones de contaminación am-
biental son su espada de Damocles. Como dato curioso basta
señalar que, desde el año 2015, la ciudad de París ha prohibi-
do la quema de madera por este sistema.
En nuestro país la normativa tan solo afecta a la combus-
tión de este tipo de materiales en calderas o edificios, tanto
particulares como públicos, en los que la calefacción utiliza
este combustible. Así que, tranquilos, las viviendas tradicio-
nales no se ven afectadas. Si estás pensado en instalar en tu
casa una chimenea tradicional nada te lo impide. Es de sabios
reconocer sin duda alguna la agradable sensación de bien-
estar que se genera cuando permaneces apostado en el sofá
de casa y observas cómo el crepitar de las llamas quema las
mejores horas muertas de tu ocio.
Las alternativas que han surgido para subsanar el pro-
blema contaminante de este calor barato no se han hecho
esperar. En este artículo trataremos de aclararte todas las po-
Puesta a punto
sibilidades que hay en el mercado para que tú decidas qué
sistema de chimenea te interesa más. ¿Qué pesará más en
tu decisión, la ecología, el gasto, la estética o el bienestar a
cualquier precio?
Dile adiós a la madera
Si todavía eres de los que se quedan fascinados contemplan-
do cómo el crepitar del fuego y su combustión originan un
calor constante y romántico, la decisión está clara. Este tipo
de chimenea de toda la vida, en la que la leña se consume en
el hogar, es tu modelo a seguir. Ni que decir tiene que es la
opción que mejor cantidad de calor aporta a la habitación en
la que se encuentra ubicada, pero tiene ciertas desventajas.
Genera muchos residuos, necesita una salida de humos a cu-
bierta, por lo que su instalación en bloques de vecinos es in-
viable, y el carbón y la madera, que cada vez se comercializan
menos, son combustibles imprescindibles para mantener viva
la llama. Además no puedes descartar que tarde o temprano
la normativa de tu ciudad pueda alterar tus planes y te obligue
a adaptar tu sistema de calor.