¿Te acordás la anécdota del hámster?
Ay, ahí hay una. Es sobre una alumnita que estaba en salita de cuatro. Viene una maestra y dice: “¡Hay una rata en jardín!”. Bueno, todos tranquilos subieron y Marta fue para el lado del jardín a matar a la rata. Hete aquí que no era una rata, era un hámster que la señorita Luana había traído en el bolsillo y se le había escapado. ¡Miren si hubieran matado al animalito! Después que dijeron que era un hámster, se buscó a la dueña y era ella (señalando a Luana).
Luana: Mis papás me contaron esta historia. En realidad, fue la culpa de mi hermana que lo trajo a la escuela, lo puso adentro de la mochila y cuando salió al recreo le dejó un poco abierto el cierre. El hámster se escapó y corrió por las escaleras. Cuando lo agarraron mi hermana lo reconoció y dijo que era nuestro.
Inés: ¡Qué personajes!
¿Tenías algún truco para acordarte de todos los nombres de los padres y chicos?
Sí, tenía un truco. Yo me paraba al lado de la escalera de mármol, ahí en la entrada. Hace mucho lo hacía, después los vas memorizando año a año. Cada vez que pasaba un alumno, yo me repetía el nombre y el apellido. Entonces, poco a poco, se me fue quedando. Después van entrando familiares y ya me fui acordando. Cuando les ponía las facturas en los cuadernos, tenía la facilidad de ver el nombre de los alumnos y el apellido así que había poco margen de error. Memorizando a la familia, memorizás al niño.
De las excursiones que escuchaste, ¿cuál te parece la más interesante que se hizo en el América del Sur?
Como paseos no sé. Creo que lo más lindo que tiene la escuela para pasar el día, socializar y a donde pueden aprender un montón de cosas es la quinta. La quinta es un lugar muy representativo de este luagr. También cuando hacíamos las fiestas de fin de año era una cosa muy linda porque compartíamos con las familias en otro espacio. Era muy lindo.
¿Cuál fue el docente, directivo o persona que trabajó en la escuela con el que mejor te llevaste o mantenés un vínculo?
Me llevo bien con todos. Ustedes imagínense que yo llegué a Buenos Aires a vivir cuando tenía 27 años. No tenía amistades, no tenía nada. Solo a mis padres y a algunos hermanos. Entonces, la escuela me permitió también dentro del entorno hacer amigas personales. Tengo como amigas a maestras que han transitado por la escuela, por ejemplo, Ana María Girón sigue siendo una amiga personal mía y compartimos muchas cosas.
¿Qué recuerdo te llevás de esta escuela?
Los mejores: de los alumnos, de mis compañeros de trabajo, de todos. Los mejores.
Terminada la entrevista Inés nos mostró fotos que fue guardando de todos los años en los que trabajó en la escuela. “Si se quieren reír, está bien. Son fotos de otra época”.
Inés, en su último día de trabajo en la escuela, recibiendo el libro con cartas y mensajes de cariño de padres, alumnos y maestros.
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