Génesis 2018 | Periódico Escolar del Instituto América del Sur GÉNESIS 2019 | Page 27

LA LÍNEA

RENATA VOLONTE

Eran las cuatro de la tarde, lo sé porque la panadería que está enfrente de mi casa estaba cerrando y siempre cierra a esa hora. Abrí las ventanas de mi habitación y ahí estaba la línea, quieta y cortita, nunca la había visto así. Me alejé de la ventana para contestar una llamada. Cuando me di vuelta la línea ya no estaba en la ventana, estaba en la mesa y se había alargado. Esto me pasa seguido, todos los días para ser exacta, la línea me sigue, no importa a dónde vaya, la línea siempre está conmigo y, al final del día, una parte de ella ingresa a mi cuerpo y es imposible de sacar, como un tatuaje. La línea es incansable.

Habían pasado unos tres meses y la línea ya había cubierto uno de mis brazos y no faltaba mucho para que cubriera el otro.

La gente a veces me mira raro pero ya me acostumbré, la línea se está convirtiendo en una parte de mi que, dentro de poco, me será indispensable para vivir.

Ya habrán pasado alrededor de unos dos años y la línea ya cubre casi todo mi cuerpo, solo faltan los pies. Me estoy dando cuenta de que la línea se va regenerando cada vez menos, y que cada día se vuelve más corta y lenta, ¿Será que está envejeciendo? ¿O que cada parte que entra en mí es una parte que saca de su vida? Estoy asustada, si se va, si un día me despierto y la línea ya no está, ¿qué voy a hacer?

El tiempo pasa y la línea va desapareciendo. Siento que, cuanto más se muere la línea, más me estoy convirtiendo en ella. Creo que el día en que la línea se vaya, yo voy a tener que tomar su lugar y continuar su camino.

sexto grado