Desde que tengo memoria, mi familia y yo visitamos una casa en el campo todos los veranos. Cada vez que iba, me sentaba en un banco y observaba a las termitas trabajar. Obviamente, me sentaba a una distancia razonable, ya que, con la cantidad que eran, si llegaban a picarme, me harían mucho daño.
Las termitas se organizaban de manera perfecta, y no tenían nada que envidiar a los humanos. Tenían reyes, reinas, exploradores, constructores y reproductores.
Admiraba este momento; el momento en el que la reina salía y todas las demás termitas formaban un pasillo para que ella pueda caminar. Luego la reina se iba volando, y volvía, preparada para poner más huevos y así hacer crecer la colonia. Luego de ver eso, me fuí a dormir.
Al día siguiente volví a mi ciudad natal, Londres. Pasamos por el centro y vimos cómo la reina salía junto a sus soldados.
Todos se arrodillaron, formando un pasillo para que pase su carroza, y por un momento, ví como la reina se iba volando.
Agustín Torraca
Distancias
Razonables
SÉPTIMO GRADO