Frena tu ritmo
A veces una desaceleración es todo lo que necesitamos para hacernos sentir
incómodos, sobre todo teniendo en cuenta que la velocidad y la agilidad mental
son muy apreciadas en el trabajo y vida personal de la actualidad. Reducir la
velocidad, observar lo que está pasando, tomarnos un tiempo para interpretar lo
que vemos, y luego intervenir. A veces, el mero hecho de defender nuestro
derecho a tomar una decisión más profunda sobre un tema, puede empujarnos
fuera de tu zona de confort. Piensa, no te limites a reaccionar.
Confía en ti mismo y toma decisiones rápidas
Parece que estamos en contradicción con el punto anterior, pero es por una
buena razón. Al igual que hay personas que toman decisiones rápidas, otras se
sienten más cómodas sopesando todas las opciones posibles varias veces, una y
otra vez. Para este tipo de personas es bueno dejarse llevar más a menudo por los
impulsos. Si lo hacen, puede por fin logren poner en marcha sus proyectos
personales y aprendan a confiar más en su intuición.
Acepta la incertidumbre
El no saber qué va a pasar y la inseguridad que esta sensación nos crea, nos
impulsa hacia un intento desesperado de controlar el futuro y anticiparnos como
sea hacia un sinfín de probabilidades. El no saber es sinónimo de desamparo, y por
tanto, de miedo ante lo desconocido. Esto es lo que nos impulsa a quedarnos
siempre que podemos en nuestra querida zona de confort. Pero debemos aceptar
de una vez por todas que la incertidumbre es parte de la vida, igual que el
cambio, así que no intentes controlarlo todo, déjate llevar y suelta de vez en
cuando las riendas.
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