GUÍA QUIJOTES POR EL MUNDO Quijotes por el mundo (1) | Page 56

(33) contraste con la tendencia a la fidelidad hacia el texto cervantino que se empieza a imponer por esos años en las traducciones lingüísticas. Entre 1879 y 1884, William Paterson imprime en Edimburgo una de las edicio- nes del Quijote más hermosas, la ilustrada por 37 aguafuertes de Adolphe Lalauze. Será reeditada en numerosas ocasiones hasta bien entrado el siglo xx. En las ree- diciones neoyorquinas, se prefirió utilizar la traducción al inglés de Ormsby, frente a la de Motteux, publicada por primera vez en 1700, y utilizada en las ediciones inglesas. Charles Scribner’s Sons publica entre 1906 y 1907 una de las ediciones ilustradas del Quijote más hermosas, más buscadas por los coleccionistas. Una edición pensada para dar a conocer con todo lujo los 216 heliograbados firmados por Daniel Vierge, quien había muerto en 1904. La traducción utilizada será la de Thomas Shelton, la de 1612 y 1620; pero no importa: será la traducción a imágenes, la espléndida traducción iconográfica de Vierge la que realmente da sentido a la obra. Sin duda una de las joyas de la biblio- teca del Instituto Cervantes. El Limited Editions Club fue creado en 1929 por George Macy en Nueva York. Editaba obras selectas de cuidada calidad, eligiendo imprentas, papeles e ilustrado- res por todo el mundo. Los libros se destinaban a los miembros del club, como la edición del Quijote, ilustrada con 29 xilografías realizadas por Enric C. Ricart (38) , 54 iii (34) (35) que ya había demostrado su pericia en otras ilustraciones; un maestro que le saca el máximo rendimiento a la xilografía, es decir, a los grabados sobre madera, que los expresionistas alemanes habían vuelto a poner de moda. Salvador Dalí se acercó a la primera parte del Quijote a partir de un encargo editorial: el que le hizo Random House, y que se materializó en una edición impresa en Nueva York en 1946, con la traducción al inglés de Peter Motteux. La obra se ilustra con 28 dibujos y 10 acuarelas que Dalí ya había terminado en 1945, en una de las épocas más fructíferas para el artista. Muchas de ellas, ya sea en color, ya sea en blanco y negro, se han reproducido desde aquellos años hasta nues- tros días, como se aprecia en la traducción china de 2001. El Quijote ilustrado por Antonio Saura es también un producto editorial: se impulsó para celebrar los 25 años de Círculo de Lectores en 1987; pero al mismo tiempo es una lectura personal del artista, que se plasmó en 125 dibujos a pluma y tinta china y otros 70 en técnica mixta. ¿Cómo se enfrenta un ilustrador genial a la lectura en imágenes de un texto cargado de tantas lecturas? Como un duelo de esgrima, según escribirá el propio Saura: ¿Cómo definir tras la aceptación del reto, la estrategia que conduce a la sumisión del mito y a su identificación con los signos de la esgrima personal? Digamos para empezar que de tal duelo no podía surgir iii 55