GUÍA QUIJOTES POR EL MUNDO Quijotes por el mundo (1) | Page 54
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caballero, con una armadura sobre el pozo, que parece ser su álter ego caballeresco,
levantando su lanza contra la luna se ha fijado como representación única del hidal-
go manchego. El hecho de que ilustre muchas traducciones, algunas tan alejadas del
original como la tailandesa de 2005, es una buena muestra de su éxito.
El imaginario creado por Doré para el Quijote gozó también de un enorme éxito
y prestigio en la época. Así se expresa George Sand en la carta que le escribe a Doré
el 31 de diciembre de 1863:
Señor,
he pasado dos noches mirando la ilustración de don Quijote y quiero
comunicarle el enorme placer que he experimentado. […] ¡Qué fuerte
y encantador imaginario tiene usted! ¡Qué vida, qué sentimiento de
los hombres y de sus pensamientos, de las cosas y sus expresiones! Le
admiro de todo corazón y le debo no solo unos dulces momentos, sino
una impresión profunda y duradera que se asocia en mí al aspecto y
al sentido de la obra maestra de Cervantes. He ahí una traducción
elevada, encantadora y bien fiel, porque es a la vez cómica y dolorosa,
acongojante y bufona, y los paisajes, y la arquitectura, y las costumbres
y los detalles de todo género, incluidos los cardos, incluidos lo harapos,
incluidos los pollos, todo rezuma talento, humor y drama.
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El imaginario creado por Doré y publicado en 1863 dentro de una colección de
lujo, no ha dejado de reproducirse, de copiarse, de difundirse hasta nuestros días.
Y lo ha hecho en ediciones de gran formato y en otras más populares, mucho más
pequeñas, como la impresa en México en 1961. Un imaginario que ha consolidado
la imagen de un don Quijote delgado, casi desaparecido en su lecho de muerte, y
un Sancho Panza, pequeño, gordo, cercano a esa figura folclórica del campesino,
tan del gusto de la época. La apariencia de verosimilitud gracias a los detalles, a la
imagen «verdadera» que se da de La Mancha, las críticas tan positivas que obtuvo
en su época, las campañas publicitarias que llenaron de sus grabados los periódicos y
revistas de la época y, sobre todo, su utilización continua en traducciones realizadas
en todo el mundo, explican el triunfo, aún en nuestro tiempo, de Gustave Doré en
el imaginario quijotesco.
3.3 Ilustrar en el siglo xx : grandes maestros
El siglo xx, al margen de algunas visiones geniales en el xix (como las de Dau-
mier o Lalauze), será el siglo en el que los pintores den cuenta de su visión particular,
de su lectura personal de la obra cervantina. Vierge, Ricart, Dalí o Saura se unen al
interpretar, al traducir en imágenes las aventuras protagonizadas por don Quijote
y Sancho Panza. Una traducción iconográfica que impulsa la lectura subjetiva en
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