GUÍA QUIJOTES POR EL MUNDO Quijotes por el mundo (1) | Page 24
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En el año 1687 se imprime en Londres The History of the most Renowned Don
Quixote of Mancha and his Trusty Squire Sancho Panza, (5) una nueva traducción al
inglés realizada por John Philips, y con un juego iconográfico —basado en parte
en las propuestas holandesas de Savery de 1658— que la convierte en la primera
edición ilustrada del Quijote impresa en Inglaterra. Como se indica desde la portada,
más que de una traducción (Philips no sabía casi español y se basa en la traducción
de Shelton), hemos de pensar en una adaptación de la obra: Now made English ac-
cording to the Humour of our Modern Language. Con este propósito cambia el nombre
de algunos personajes (Dulcinea del Toboso pasa a llamarse Nan Hogg de Stanwel),
Sancho Panza imita la jerga de los barrios bajos de Londres, se introducen numero-
sas referencias inglesas de la época para acercar al lector al libro e, incluso, se llegan a
modificar episodios: don Quijote en el capítulo 15 se enamora de Marcela, olvidán-
dose de sus promesas de amor eterno a Dulcinea del Toboso.
¿Qué Quijote entonces leyeron los ingleses? En 1700, Peter Motteux traduce de
nuevo el texto cervantino de manera más fiel, y criticando con estas palabras la labor
de Philips:
El traductor ha transformado a don Quijote en algo peor de lo que
hubieran hecho cualquiera de sus hechiceros, y le ha tratado tan mal que
su valor resulta solo pasivo.
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Charles Jarvis publicará en 1742 su traducción al inglés del Quijote, la única
traducción que hizo en su vida. Lo cierto es que se desconocen las razones que le
llevaron a realizar esta traducción, muy fiel al texto cervantino. En todo caso, acom-
pañada de las estampas de Vanderbank que los Tonson imprimieron en 1738 en
Londres, se trata de una de las traducciones inglesas más reeditadas y utilizadas a lo
largo del siglo xviii.
Frente a lo que sucede en Inglaterra, los traductores que vuelcan el Quijote al
francés son perfectos conocedores del español y de su cultura. César Oudin llegó a
ser nombrado intérprete de la corte francesa, cargo que ostentó hasta su muerte en
1625, y ya había traducido otras obras de Cervantes: el Curioso impertinente (1608) y
la Galatea (1611), así como otras obras que muestran su interés por el español, como
una Gramática (1597), o la traducción de otras obras como los Refranes y Proverbios
(1605), Tesoro de las dos lenguas (1607), la versión de los Diálogos muy amenos (1608)
o la Silva curiosa de Julián Medrano (1608). El rey Luis XIII le recompensó por su
traducción del Quijote con la cantidad de 300 libras, una verdadera fortuna para la
época.
La primera parte del Quijote fue traducida al francés en 1614 y la segunda
cuatro años después y la llevó a cabo François de Rosset. Hasta la traducción de
Florian, publicada póstumamente en 1799, una de las más libres frente al texto
cervantino y de las más reeditadas durante el siglo xix, las traducciones de Oudin
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