GUÍA QUIJOTES POR EL MUNDO Quijotes por el mundo (1) | Page 16

tapiz donde desplegar el mito quijotesco. Un viaje que no tiene fin. Ni debe tenerlo. Un viaje que tan solo ahora ha comenzado. Por más que hayan pasado cuatrocientos años de la publicación de la segunda parte del Quijote, de ese segundo Quijote que es la culminación del arte narrativo de Cervantes, la base de la construcción de la narrativa moderna, a partir de las traducciones inglesas, alemanas y francesas, de las lecturas y enseñanzas asumidas por parte de los escritores ingleses, alemanes y franceses durante los siglos xvii y xviii. Sin las traducciones, sin las lecturas europeas de los primeros siglos de difusión, el Quijote no sería hoy el monumento que nos sigue admirando. Sin duda, una obra genial, el mejor libro de caballerías jamás escrito. Gracias a las traducciones, a las lecturas fuera de España, el Quijote se ha convertido en piedra angular de nuestra cultura, sin fronteras, sin distancias, sin geografías, sin tiempos. Un mito que traspasa los siglos llenándose de nuevas lecturas, de diversas interpretaciones. Y este universo nuevo de apropiaciones es también el Quijote, más allá de la prosa elegante, llena de matices y de recovecos de Cervantes. Comienza ahora el viaje por el mundo del Quijote, o, mejor dicho, por «Quijotes por el mundo». Un viaje que no es más que un homenaje a los traductores, a esos privilegiados lectores que han dedicado parte de su vida a leer, a interpretar, a difundir la obra cervantina por los cuatro costados del mundo. Traductores que, al preguntarles cómo se definirían en pocas palabras, destacan por su humildad. «Un humilde oficial que se pone al servicio del texto original», en palabras del traductor francés Jean Canavaggio; «el mejor lector de una obra literaria», según el japonés Katsuyuki Ogiuchi o la larga explicación de la traductora al hindi Vibha Maurya: El gran traductor alemán Ralf Manheim una vez dijo que los traductores son como los actores que pronuncian las frases como el autor del original las pronunciaría en la escena; es decir, la traducción es una performance interpretativa que tiene la misma relación con el original como el actor la tiene con el guión o el músico con la composición. Yo coincidiría con esta comprensión del proceso de traducción. Y añadiría que la traducción, al servir de puente, proporciona la posibilidad de percibir y apreciar de manera unificada la literatura mundial escrita en tantas lenguas. Pero si me quedo con una definición es con la del traductor inglés John Rutherford, que le da una vuelta a la famosa (y utilizada) expresión italiana traduttore, traditore, ya que para él «el traductor no es el traidor que dicen los italianos sino un traedor: un traedor de tesoros de otras tierras». Y este es el viaje que ahora proponemos: ir en busca de los tesoros de las traducciones a lo largo del tiempo para disfrutar, admirarnos, e incluso poder escuchar y tocar. 14 iv 15