GUIA TURISTICA DE TARAPACA, CHILE Guía Turística de Tarapacá 2019-2020 | Page 89
E
l parapente, que nació
en Europa a fines del
siglo pasado, llegó a
la ciudad de Iquique
de la mano de un suizo que
alucinó con él. Básicamente
se trató de una adaptación
de los paracaídas que, a
través del diseño del ala (que
sustenta el vuelo), logran
mantenerse en el aire por
horas. Técnicamente es un
planeador ligero flexible,
porque no hay partes rígidas
que compongan el ala, por lo
que puede ser transportado
fácilmente.
PARAÍSO DEL PARAPENTE
SEGURIDAD ANTE TODO
Quienes lo practican señalan que es muy fácil,
pero que nadie puede lanzarse así como así. Hay
que tomar un curso que suele durar varios meses,
para dominar las corrientes de aire y los tirantes
del ala, que son los que conducen el vuelo. Para
quienes quieren experimentarlo por primera vez,
hay numerosas escuelas que ofrecen el servicio en
Iquique, todo el año.
El boom del Parapente en
la ciudad es tan grande,
que todos los años siguen
sumándose europeos
entusiastas que despliegan
sus alas para sobrevolar
Playa Brava o, los más
intrépidos, el sector de
Palo Buque, donde las
condiciones naturales
permiten practicar
despegues desde 80 metros,
alcanzando los 1.000 metros
sobre el nivel del mar.
Uno de los problemas que
conlleva su práctica, es que
hay que subir a algún lugar
para lanzarse. Precisamente
esa fue la gran ventaja
que ofrece Iquique para
su práctica: el alto farellón
costero que separa la cima
de los cerros de la Cordillera
de la Costa con el nivel
del mar. Los deportistas
suben en un colectivo o
en un taxi hasta la zona
de lanzamiento, en Alto
Hospicio, lo que demora
apenas unos 15 minutos.
Y después se lanzan a la
aventura. Nada más fácil.
Foto: Poli Rueda
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