Mexico, de la esperanza a la incertidumbre
El país mesoamericano debería haber sido uno de los más beneficiados del conflicto comercial —gracias, sobre todo, al TLC entre Canadá, México y EE.UU.— y parecía que así sería. De hecho, mientras las importaciones en Estados Unidos de procedencia china descendían durante 2019, las de origen mexicano aumentaban. En el primer trimestre de este año, las importaciones chinas en EE.UU. se redujeron del 21% al 17,7%, mientras que las mexicanas aumentaron del 13,5% al 14,5%.
América del Sur: bajada de precios de materias primas y debilidad monetaria
Entre el 3 al 24 de mayo, las monedas latinoamericanas perdieron valor respecto al dólar —3,6% el peso colombiano; 2% el real brasileño; 2,4% el peso chileno; y 1,4% el sol peruano—, una señal clara de lo que acontecería en caso de guerra comercial, ya que en escenarios de crisis, el capital, temeroso y cauto, probablemente abandonará los mercados latinoamericanos para refugiarse en el dólar.
Una segunda consecuencia que afectará de forma general a la región será el descenso del precio de las materias primas. Toda vez que Latinoamérica se benefició del crecimiento chino con una expansión económica regional moderada y sostenida en las últimas dos décadas, gracias a la venta de materias primas a buen precio, el conflicto comercial puede provocar la desaceleración de la demanda y, por tanto, una caída de las cotizaciones. Ello de forma general porque, como veremos, hay excepciones, como es el caso de la soja y el oro. Y son precisamente estas excepciones las que harán compensar en cada país (o no) la caída general y la posible ralentización de la economía latinoamericana.
Un ejemplo claro sería Perú, país que basa 60% de sus exportaciones en minerales, especialmente oro y cobre, por lo que, en parte, pudo ver compensado el daño sufrido, ya que si bien el cobre cayó 4,2% solo en tres semanas del mes de mayo, el oro siempre es un refugio cotizado en caso de crisis.
El oro compensó la caída de la cotización del cobre —junto al descenso del precio del petróleo—, algo similar a lo que ocurrió en el sector agrícola, donde el aumento del precio de importaciones como maíz (9%) y trigo (12%) fue paliado, en parte, con la exportación de soya o soja. Sin oro ni soja, los daños habrían sido mayores.
De hecho, la soja puede ser la tabla de salvación de América Latina, pero también la condena de las próximas generaciones, ya que puede poner en peligro a toda la Amazonía. Dado que EE.UU. exportaba a China 37,6 millones de toneladas de esta leguminosa, el gigante asiático disminuyó rápidamente las importaciones norteamericanas y aumentó las compras en América del Sur.