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tenido que intervenir con carácter de
urgencia y declarar 2009 el Año
Internacional de los Gorilas, pero si nos
quedamos sólo en las buenas intenciones,
dentro de cinco años no quedará ni un
solo ejemplar vivo.
Se parecen tanto a nosotros que su
cerebro es casi idéntico al de los
humanos. Incluso su ADN sólo se
diferencia en un 2 por ciento al nuestro y
el sistema inmune es tan semejante que
podemos
contraer
las
mismas
enfermedades. Al igual que nosotros,
cada gorila tiene huellas digitales únicas
que lo identifican. La sangre es similar y
hasta podríamos recibir una transfusión
de uno de ellos. La afinidad no es solo
biológica, también nos igualan los
comportamientos y las emociones: la
tristeza, la desesperación e incluso el
humor. Los vínculos fraternales pueden
durar toda su vida, unos 40 años
promedio. Cuando un pequeño gorila
queda huérfano, un familiar se hace
cargo; asimismo cuando algún ejemplar
sucumbe hay un rito de recogimiento que
puede durar varios días en derredor del
cuerpo muerto. La similitud es tan grande
que muchos piensan que debieran tener
los mismos derechos que las personas.
A pesar de su naturaleza tímida y
tranquila, los gorilas son una de las
especies más amenazadas en la
naturaleza: padecen de la destrucción de
su hábitat a través de la tala, la minería,
producción de carbón de leña y la
expansión de la agricultura, la caza
furtiva y comercio de carne de animales
silvestres, de los efectos de los conflictos
armados y enfermedades como el ébola.
Sus
poblaciones
han
disminuido
dramáticamente durante las últimas
décadas, y actualmente sobreviven
gracias a los programas internacionales de
conservación.
Los gorilas son nuestros iguales.
Tal como nosotros tienen conciencia de si
mismos y comparten culturas, poseen
herramientas, política y medicinas. Son
capaces de aprender un lenguaje basado
en
señas
y
pueden
sostener
conversaciones con gente y entre ellos
mismos pero lamentablemente, no los
hemos tratado con el respeto que
merecen. Por eso debemos abogar por los
derechos básicos de los que, actualmente
solo gozan los seres humanos: el derecho
a la vida, a la libertad y a no ser
maltratados ni física ni psicológicamente.
Dian Fossey Protectora de los
Gorilas
Dian Fossey (San Francisco,
Estados Unidos, 16 de enero de 1932Ruhengeri, Ruanda, 26 de diciembre de
1985) (53 años ), fue una zoóloga
estadounidense reconocida por su labor
científica y conservacionista con los
gorilas de las montañas Virunga (Gorilla
beringei beringei) (en Ruanda y el
Congo).
Nació en San Francisco en 1932, y
se graduó en Terapia Ocupacional en el
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