Salud el eje central
en el COVID-19
El Coronavirus fue declarado
pandemia, estado que cam-
bió drásticamente la vida en
el mundo.
No es solo la cuarentena o el
cierre de fronteras, ni tampo-
co el desplome de la econo-
mía, sino también los cuida-
dos que las personas deben
mantener en estas semanas
que son críticas para la huma-
nidad.
crisis no exenta a ninguna na-
ción. El brote de esta enferme-
dad ha llevado a que naciones
como China o Italia, ambos con
el mayor número de casos en
el mundo, colapsen sus centros
de salud debido a la alta de-
manda de pacientes.
Pero el problema no ha sido
los espacios de mayor con-
currencia por las personas. A
decir verdad, el mundo no es-
taba preparado para algo así,
inicialmente sus protocolos de
salud no podían contener la in-
fección, ni siquiera el personal
médico era el suficiente para
atender de manera adecuada a
las víctimas del COVID-19.
La adopción del lavado co-
rrecto de manos, el uso de cu-
bre bocas, el gel antibacterial
son solo algunas de las me-
didas del día a día que hace
algunos meses, no teníamos,
pero que hoy debemos consi-
derar como parte de una cul-
tura del cuidado individual y En Europa, específicamente
de nuestras familias.
Italia, el nuevo epicentro de la
pandemia, donde ha sido co-
El Coronavirus ha contagiado mún mirar a los médicos ex-
a más de 353,513 personas haustos, dando lo mejor de sí
en el mundo, según su esta- en turnos interminables, enfer-
tus hasta el 23 de marzo, su- meras que corren de un lado a
perando el total de la epide- otro desinfectando y cubrien-
mia de SARS 2002-2003. La do de forma rápida las camillas
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a lo largo de los pasillos, todos
protegidos de los pies a la ca-
beza con trajes especiales, que
solo les deja ver el cuello y las
orejas.
Dentro de está realidad y la
fuerza degenerativa de este
virus, las máquinas emiten piti-
dos de dos o tres notas mien-
tras el personal ayuda a los
pacientes recién llegados a pa-
sarlos de camillas a camas.
Los enfermos no dejan de arri-
bar al hospital. A medida que
las ambulancias llegan con las
sirenas encendidas, el número
de casos aumenta y los insumos
disminuyen, los médicos se ven
obligados a dar prioridad a los
pacientes que mayores posibi-
lidades de vivir tienen.
Un testimonio que paralizó al
mundo fue el de un médico ita-
liano que reveló que “como en
una guerra, tenemos que deci-
dir a quién salvar” porque fal-
tan camas de terapia intensiva,