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La respuesta no está solo en su sonrisa, sino en los misterios que esconde: robos que la convirtieron en leyenda, secretos debajo de la pintura, un valor tan alto que es literalmente incalculable y una historia de identidad que aún nadie puede asegurar al 100 %.
LA IDENTIDAD DE LA MUJER Oficialmente, se cree que la mujer retratada es, Lisa Gherardini, esposa de un comerciante florentino llamado Francesco del Giocondo, de ahí su nombre en italiano: La Gioconda. Sin embargo, hay muchas otras teorías, una de las más provocadoras es que la Mona Lisa es Leonardo da Vinci disfrazado, una especie de autorretrato que fusiona lo masculino y lo femenino. Pero, ¿ Y si es una figura idealizada que no representa a nadie real? Algunos historiadores del arte creen que da Vinci no pintó un rostro, sino un concepto: la calma eterna, la belleza equilibrada, el misterio femenino. En pocas palabras: la Mona Lisa no es una mujer … es un símbolo.
DEBAJO DE ESA IMAGEN HAY MÁS ROSTROS En 2015, el científico Pascal Cotte reveló que debajo de la pintura actual hay al menos tres versiones anteriores, ocultas bajo capas de pigmento. Una de ellas no sonríe, otra tiene un peinado distinto; es como si Leonardo hubiera pintado, borrado, y vuelto a empezar, como si la perfección que buscaba nunca se dejara atrapar del todo. Este hallazgo encendió aún más las teorías: ¿ qué estaba ocultando da Vinci? ¿ Por qué rehacerla tantas veces? ¿ Qué nos quiso decir con esas capas fantasmas?
EL ROBO QUE LA HIZO LEYENDA Lo que pocos saben es que la Mona Lisa no siempre fue tan famosa, en 1911, fue robada del Louvre por un italiano llamado Vincenzo Peruggia, quien creía que debía regresar a su país de origen. Durante dos años estuvo desaparecida, y fue ese robo el que la convirtió en leyenda, cuando volvió, ya no era solo una pintura: era un símbolo
nacional. En otro momento, durante la Segunda Guerra Mundial, fue ocultada por el gobierno francés para protegerla de los nazis, viajó escondida por castillos y túneles, como si fuera la joya más valiosa de toda Europa.
¿ CUÁNTO CUESTA REALMENTE? Aunque es prácticamente imposible ponerle un precio, se estima que su valor supera los 870 millones de dólares, lo que la convierte en la obra de arte más cara del
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