Islas Feroe
Dinamarca
La idea que tenemos en mente cuando pensamos en islas paradisíacas son arena blanca , agua cristalina y playas impresionantes pero también hay otras islas que poseen paisajes increíbles y que no necesariamente tienen que encajar en ese canon .
Las Islas Feroe son un archipiélago formado por 18 islotes . Es un territorio autónomo dentro del reino de Dinamarca y se está convirtiendo en un destino muy popular debido a sus increíbles parajes como lagos al borde de un acantilado o pueblos tradicionales de casas con techos de hierba .
Es muy recomendable conocer Torshavn , Gasadalur : el fin del camino , el pueblo de Saksun , la isla de Sandoy , el lago de Sorvágstavn , la aldea Tjornuvik , el pueblo de Vestmanna y Stóra Dímun : el fin del mundo .
Las 18 islas rocosas de las Feroe se esparcen en el inmenso Atlántico Norte , a medio camino entre Islandia y Noruega , y unos 250 km por encima de Escocia . La roca oscura delata el origen de este archipiélago de pasado volcánico , que surgió de la cresta submarina que va de Islandia a las escocesas islas Shetland . Aunque pertenecen al reino de Dinamarca , desde 1948 goza de una gran autonomía política y económica : no forma parte de la Unión Europea – Dinamarca , sí –, tiene moneda propia y su selección de fútbol juega torneos internacionales . Hasta no hace mucho , para volar a las Feroe había que pasar por Copenhague , pero desde hace un par de años se ha abierto una ruta semanal , de mayo a septiembre , desde Barcelona con Atlantic Airways al aeropuerto en la isla de Vágar . También se llega en ferry desde Dinamarca con la línea que pasa por Tórshavn , la capital feroesa , y continúa hacia Islandia .
Aún bastante desconocidas por el turismo , las Feroe son un paraíso para los amantes de la naturaleza y las aves marinas . Lo primero que asombra al viajero que aterriza en las Feroe es su naturaleza intacta . Acantilados cortados a pico , prados verdes que tapizan montañas y el mar omnipresente – se dice que uno nunca está a más de 5 km de la costa –. Expuestas al viento , estas islas de origen volcánico no tienen ni un árbol a la vista , y llueve una media de 210 días al año , siendo los meses veraniegos los más soleados . Precisamente el tiempo cambiante aconseja para las excursiones llevar capas de ropa y un calzado cómodo e impermeable .
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