—Cuando los seleccionan comienzan el taller. ¿Todos los que hacían ese taller ya quedaban o a algunos los iban eliminando?
Purre: —No. Eramos 30 y sabíamos que quedaban 13, 14.
Pilar: —Sí, era una presión impresionante porque de la nada nos montaban una coreografía y nos decían: "Pili y Purre, al centro". Y todos los demás viéndote. Nos grababan con una cámara para mandárselo a Netflix y ver qué opinaban.
—Todavía en ese momento no se sabía qué personaje iba a hacer cada uno.
Purre: —No. De hecho, muchas veces, ya más cerca del final del taller, te mandaban un mensaje y te decían: "Purre, ¿te podés quedar después de hora para probar?". Y te daban un par de escenas para tres personajes.
Pilar: —Sí, era el estrés más grande del universo.
—Vos siempre fuiste Mía.
Pilar: —Desde el primer casting siempre me tocó hacer de Mía.
—¿Están con miedo de la presentación en el Ópera en vivo?
Pilar: —Yo sí, yo estoy con un poco de miedo porque quiero ensayar mucho para estar perfecta ese día. Pero sí, me pongo más ansiosa y emocionada de conocer al público y estar en un show en vivo y sentir la adrenalina.
—Hablarle al público infantil, preadolescente y adolescente, conlleva ciertos cuidados. Ustedes tienen sus propias redes sociales y sus vidas, más allá de la vida de los personajes. ¿Te podés sacar una foto y mostrarte tomando cerveza a la noche? ¿Cómo se maneja eso?
Pilar: —Sí. También hay que ser cuidadosos, nos siguen muy chiquitos y es mejor subir una historia hablando de cualquier cosa que antes que subir una cerveza. Realmente, no ganamos nada.
—¿Qué mensaje les dejamos a los chicos que los siguen?
Pilar: —Siempre hay que luchar por los sueños y nunca hay que rendirse. Siempre se les va a cruzar una Lupe en su vida porque siempre pasa, a todos ya se nos cruzó, y hay que seguir adelante. Tomar muchas clases para lo que quieras hacer y nunca rendirte. Y siempre tener la mente fría.