Por último...
Todo enamora en este paisaje salvaje y rocoso que impresiona al recorrerlo ascendiendo hacia Campo do Gerês, en el concejo de Terras de Bouro. La carretera, repleta de curvas, ofrece bellísimas vistas del embalse de Caniçada, mientras se divisan las soberbias caídas de rocas sobre las las que se sobreponen enormes bloques en equilibrio. La ruta termina en este enclave del norte portugués, que aún sirve de refugio a los últimos lobos ibéricos lusitanos, así como a jabalíes, corzos, ginetas y gatos monteses. Todo un paraíso natural en este privilegiado rincón de la Península Ibérica.