Gestión del Riesgo en Colombia Gestion Riesgo Banco Mundial Colombia | Page 360

1 Convertir la gestión del riesgo en una política de Estado y superar los desequilibrios existentes en el Sistema, a través del ajuste y la armonización del marco normativo e institucional Adoptar una política nacional de ges- tión del riesgo de desastres que se articule integralmente a la gestión pública, respalde a los entes territoriales y promueva la construc- ción de políticas y planes de acción sectoria- les específicos. La política de gestión del riesgo como parte integral de la gestión pública debe articularse a la planificación, la ejecución, el se- guimiento, la evaluación y el control de las estra- tegias de desarrollo económico, social, cultural, tecnológico, ambiental y político, con un carác- ter más descentralizado, participativo y demo- crático, orientado a resultados. Debe considerar el conocimiento e información del riesgo, su re- ducción y el manejo de desastres, así como su contribución a la seguridad territorial, al bienes- tar social, la calidad de vida y el desarrollo sos- tenible a partir de la construcción de espacios de concertación regionales y mecanismos de cooperación entre municipios, gobernaciones, las CAR, entes regionales, si existen, sectores y otros actores del Gobierno Nacional. Igualmente, corresponde promover la construcción de políticas y planes de acción sectoriales para que cada ámbito defina su res- ponsabilidad sobre la seguridad de su infraes- tructura, se minimicen las pérdidas de vidas y los impactos en los medios de producción frente a los riesgos de desastre, y se garantice la conti- nuidad de la prestación de sus servicios. La política requiere de la formulación e implementación de estrategias específicas para cada uno de los fenómenos geológicos e hidro- meteorológicos, considerando variables relacio- nadas con el cambio climático y priorizando los fenómenos más recurrentes. Por último, pero quizás lo más importan- te, esta política debe apoyar el fortalecimiento de capacidades y la promoción de estrategias de complementariedad y subsidiariedad para res- paldar a los municipios en la gestión territorial del riesgo, reconociendo que las capacidades lo- cales son limitadas (la disponibilidad de recur- sos económicos, técnicos y de personal). Crear un estatuto de gestión del riesgo que armonice la normativa actual y atienda los vacíos identificados en la definición de respon- sabilidades públicas y privadas. Se requiere un reordenamiento jurídico de toda la normativa relacionada con la gestión del riesgo de desastres, a través de un estatuto para este fin, que además permita complementar aspectos todavía no re- glamentados. Se recomienda definir para cada uno de los diferentes fenómenos los procesos de conocimiento, reducción del riesgo y manejo de desastres, cuáles son los actores que deben inter- venir en los diferentes niveles territoriales, cuáles sus funciones específicas y sus responsabilidades, y cómo se articulan los diferentes niveles territo- riales para aunar esfuerzos de acuerdo a las capa- cidades y recursos, asegurando de esta manera el cumplimiento de los principios de concurrencia, subsidiaridad y complementariedad establecidos por la Constitución. En cuanto a las situaciones de materialización del riesgo, es indispensable que se reglamenten de manera explícita las tipologías de las diferentes situaciones (emergencia, desas- tre, calamidad), haciendo compatible la figura de la grave calamidad pública, de la que trata la CP en el art. 215 con la actual declaración de desastre (Decreto Ley 919 de 1989); también es preciso que se regulen las responsabilidades e instrumentos de los procesos de recuperación (rehabilitación y reconstrucción). Los puntos de contacto entre la legislación sectorial y la temática del riesgo de de- sastres deben ser fortalecidos, y la participación e Balance final y recomendaciones para fortalecer la gestión pública en materia del riesgo de desastres 335