Gestión del Riesgo en Colombia Gestion Riesgo Banco Mundial Colombia | Page 348
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El riesgo se está acumulando permanentemente en las ciudades y en las áreas rurales, debido a la falta
de aplicación y control de las políticas e instrumentos de ordenamiento territorial municipal, y a la
insuficiencia en el manejo de cuencas hidrográficas
La planeación en Colombia enfrenta el
reto de articular los diferentes instrumentos
existentes, en especial aquellos relacionados
con la gestión ambiental y territorial como los
POMCA, los POT y los PD a nivel municipal y
departamental. Disponer de un diagnóstico co-
herente y actualizado (que incluya el marco insti-
tucional, organizacional, normativo y financiero
para la gestión del riesgo, e información sobre
condiciones específicas de riesgo) es el punto de
partida para el proceso de planificación. A partir
de esto, debe haber una integración de la gestión
del riesgo con las demás dimensiones de desa-
rrollo, definiendo políticas, estrategias y, en espe-
cial, programas priorizados dentro de los planes
anuales de inversión, además de garantizar la de-
finición de metas e indicadores que faciliten su
seguimiento y monitoreo. Esos elementos deben
ser incorporados en los POMCA, como instru-
mentos de mayor jerarquía y escala en las cuencas
hidrográficas, tratarse de manera más específica
en los POT e incorporarse en los PD para asegu-
rar las inversiones. Por lo tanto, superar la actual
desarticulación de instrumentos de planificación
es un paso crítico para la gestión del riesgo de de-
sastres. Ello permitiría la unificación de políticas,
la priorización de inversiones y el fortalecimiento
de los mecanismos de seguimiento y control.
La ambigüedad en las competencias re-
gionales para la planeación y el ordenamiento
territorial aumenta el riesgo. Considerando
que no existe una autoridad única en la planea-
ción regional, ni un sistema armónico que inte-
gre los instrumentos de distinto carácter y nivel,
el aumento del riesgo municipal, tanto en áreas
urbanas como rurales, es el resultado de decisio-
nes e intervenciones relacionadas con el uso y la
ocupación del territorio de manera desarticula-
da por parte de los diferentes actores. La compe-
tencia de la planeación regional es compartida
entre los departamentos y las CAR. Los departa-
mentos tienen la responsabilidad de orientar la
planeación local en un contexto supramunicipal
y coordinar la formulación y ejecución de los PD
y los Planes Departamentales de Agua (PDA).
Por su parte, las CAR tiene la competencia para:
(i) formular instrumentos de planeación y ma-
nejo de cuencas, que no siempre coinciden con
los límites departamentales; (ii) regular el uso
del suelo rural por la vía de las licencias de toma
y disposición de aguas, lo cual interfiere con el
deber municipal de origen constitucional de re-
gular el uso del suelo; y (iii) aprobar la propuesta
ambiental de los POT municipales, que sólo en
algunas ocasiones atienden las CAR al otorgar
las licencias. En relación con la planeación, el
ordenamiento y los usos del suelo rural, están
débilmente contemplados en los POT, por lo
que quedan a disposición de las decisiones de las
CAR o de las decisiones sectoriales nacionales.
La responsabilidad del manejo territorial regio-
nal se diluye entre los diversos actores, no sólo
nacionales y regionales, sino también privados
que intervienen en el espacio geográfico.
Existen factores asociados a las políti-
cas, la planificación del territorio y los meca-
nismos de control que están incidiendo en la
manera como en la historia de las ciudades del
país se ha configurado el riesgo, y se han pre-
sentado situaciones de emergencias y desastres.
La debilidad de los procesos de planificación, la
ausencia de políticas de control, la especulación
del suelo y la monopolización de los materiales
e insumos de construcción, y las particularidades
Balance final y recomendaciones para fortalecer la gestión pública en materia del riesgo de desastres
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