Gestión del Riesgo en Colombia Gestion Riesgo Banco Mundial Colombia | Page 220

comportamiento que es similar al de los caños (Díaz-Granados, 2003). El aumento de playones sólo en el municipio de Majagual (Sucre) ha sido significativo, pues cambió de 52 mil hectáreas, en 1987, a 80 mil hectáreas, en el 2001, lo que se ha asociado principalmente a la adecuación de tierras y al desecamiento de cubetas producido por las ac- tividades agropecuarias. Por otra parte, en la cuen- ca del río Bogotá, en 1972, cuando se realizaron los estudios para el primer Plan Maestro de Alcanta- rillado de Bogotá, más del 50% del área bajo riesgo era de vocación netamente agrícola, en tanto que hoy más del 75% del área es urbana o suburbana. En las últimas décadas se ha establecido en Colombia, al igual que en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, una rela- ción directa entre la expansión de la ganadería y la deforestación. Colombia aumentó el número de cabezas de ganado en 1’315.895 durante el período 1990-2005, y su cobertura forestal tuvo una dismi- nución de 711 mil hectáreas en el mismo lapso de tiempo. La pérdida estimada de suelos, causada en parte por la deforestación, es de 145’132.500 tone- ladas por año, lo que produce sedimentos que en su gran mayoría se depositan en los lechos de los ríos, en las áreas de amortiguación natural, o que finalmente van al mar (CEPAL y GTZ, 2008). En la cuenca del río Sinú, al igual que en la región La Mojana, existe una clara y marcada diferencia entre el uso actual y la aptitud de los suelos. La ganadería extensiva en la cuenca hidro- gráfica del río Sinú oscila entre el 51,75% y 62,6% del área total dependiendo del régimen climático, mientras que los suelos con aptitud ganadera en la cuenca ascienden al 7,1%. La agricultura se desa- rrolla en una extensión que puede variar entre 75 mil hectáreas y alcanzar las 130 mil hectáreas, pero los suelos que presentan vocación agrícola son al- rededor de 378 mil hectáreas (lo que obedece a la rentabilidad de esta actividad económica) (CVS y Fonade, 2004; CVS y Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá, 2005). En la región de La Mojana se reporta que sólo el 10,38%, es decir, 52 mil hectáreas corresponden a zonas libres de inundación (Díaz-Granados, 2003). No obstante, durante todo un año permanecen en La Mojana al menos 260 mil cabezas de ganado bovino que requieren tierras secas en un área equivalente a 213 mil hectáreas (Aguilera, 2004). Conexiones informales entre ciénagas, es- pejos de agua, canales y derivaciones de los ríos, con el fin de conducir el agua o simplemente al- macenarla, contribuyen a las anegaciones. En el Canal del Dique, la región de La Mojana y el com- plejo cenagoso de la cuenca del río Sinú, la mayo- ría de las ciénagas y los espejos de agua de las zonas aledañas están conectados. Sólo recientemente se han comenzado a estudiar estas conexiones, que son en gran parte controladas por los dueños de las fincas cercanas a través de compuertas con cie- rres parciales o totales, para aprovecharlos en ac- tividades de ganadería o agricultura. Por su parte, los pescadores del Canal del Dique procuran man- tener abiertas las conexiones, creando conflictos violentos en muchas ocasiones. Las condiciones de pobreza y la carencia de infraestructura de servicios en las que vive la mayoría de la población de la cuenca del río Sinú y de las regiones de La Mojana y del Canal del Dique, no han permitido un adecuado cre- cimiento económico y afectan la sostenibilidad ambiental de las cuencas. Es necesario recalcar el fuerte vínculo existente entre las difíciles condi- ciones ambientales que atraviesan las cuencas y los precarios niveles de vida en los que están sumidos gran porcentaje de sus pobladores, considerando que la alta demanda de recursos naturales para subsistir, el deficiente saneamiento básico, el cual se ve manifestado en los altos niveles de contami- nación, el relleno y la invasión de cuerpos de agua y zonas ambientalmente importantes, entre otros aspectos, actúan como generadores de la degrada- ción ambiental, lo que a su vez incrementa el detri- mento de la calidad de vida de la población. Rol de la administración del territorio en la gestión del riesgo de desastres 195