Así sucedió, que cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos
de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas; y los Vigilantes, hijos del cielo las vieron y las desearon, y se dijeron unos a
otros: "Vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos". Entonces Shemihaza que era su jefe, les dijo: "Temo que no queráis cumplir con esta acción y sea yo
el único responsable de un gran pecado". Pero ellos le respondieron:
"Hagamos todos un juramento y comprometámonos todos bajo un
anatema a no retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente". Entonces todos juraron unidos y se comprometieron al respecto
los unos con los otros, bajo anatema. Y eran en total doscien-
tos los que descendieron sobre la cima del monte que
llamaron "Hermon", porque sobre él habían jurado y se
habían comprometido mutuamente bajo anatema. Estos
son los nombres de sus jefes: Shemihaza, quien era el principal y en
orden con relación a él, Ar'taqof, Rama'el, Kokab'el, -'el, Ra'ma'el,
Dani'el, Zeq'el, Baraq'el, 'Asa'el, Harmoni, Matra'el, 'Anan'el, Sato'el,
Shamsi'el, Sahari'el, Tumi'el, Turi'el, Yomi'el, y Yehadi'el. Estos son
los jefes de decena.
Hanoj/Enoc 6
Aquí sí hubo crimen sexual explícito. Como se ve, la cosa se menciona lisa y llanamente (lo que no sucede en el caso de la serpiente). Ahora bien, lo que tenemos acá es
una unión FUERA DE LA PROPIA ESPECIE. Yahweh había dicho muchas veces que todos
se reprodujeran SEGÚN SU ESPECIE, y aquí hubo una transgresión a esa orden directa.
Pero más allá del castigo que recibieron y demás asuntos, que no son los temas que
tocaremos aquí, lo que ahora nos interesa es tratar de ver qué significó esto
genéticamente.
Por empezar, las vacas parieron elefantes, camellos y asnos, algo que ya nos muestra
que hubo alguna alteración genética. El resultado más obvio fue que los hijos eran
completas aberraciones, ya que eran gigantescos, feroces y llegaron hasta el canibalismo:
Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada uno escogió entre
todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse
con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y
a enseñarles sobre las plantas. Quedaron embarazadas de
ellos y parieron gigantes de unos tres mil codos de altura que nacieron sobre la tierra y conforme a su niñez crecieron; y
devoraban el trabajo de todos los hijos de los hombres hasta que los
humanos ya no lograban abastecerles. Entonces, los gigantes se
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