Salió en el escrito de la suerte de Shem el centro de la tierra-que habría de tomar como heredad suya y de sus hijos por siempre-, desde la mitad del monte Rafa, desde la desembocadura del río Tanais, siguiendo su lote por el occidente por la mitad de este río, hasta acercarse a las aguas del abismo por donde fluye su caudal, el cual vierte sus aguas en la laguna Meótica, y de ahí al océano: todo lo que quedaba al norte era de Yéfet, y lo que quedaba hacia el sur, de Shem. Continuaba luego hasta acercarse a Cerasus, que está en la orilla del golfo que mira al sur, y seguía su lote por el océano, en línea recta hasta acercarse al occidente del golfo que mira al sur, llamado golfo del Mar de Egipto. Desde aquí se desvía hacia el sur, hacia la boca del océano, en las orillas de sus aguas. De allí procede hacia occidente, a Afara, y sigue hasta acercarse a las aguas del río Gihón, hasta la ribera sur de este río. Y sigue hacia oriente, hasta acercarse al Jardín del Edén por su parte meridional. Continúa por el este de toda la tierra del Edén, abarcando todo el oriente, volviéndose luego a occidente y llegando a acercarse al oriente del monte llamado Rafa,
y descendiendo hacia las márgenes de la desembocadura del río
Tanais. Este fue el lote que salió en suerte a Shem y sus hijos como propiedad perpetua por generaciones hasta siempre. Y Noaj se alegró por haberle tocado este lote a Shem y sus hijos, recordando las palabras proféticas que él mismo había pronunciado: " Bendito sea Yahweh, el Elohim de Shem, y more el Eterno en la morada de Shem ". Pues sabía que el Jardín del Edén, santo de los santos y morada del Eterno, el monte Sinaí en el desierto y el monte Sión en el ombligo de la tierra, los tres uno frente al otro, habían sido creados santos. Bendijo al Elohe supremo, que
había puesto en su boca las palabras del Eterno, y supo que le había tocado un lote bendito a Shem y a sus hijos por siempre: toda la tierra del Edén, del mar Eritreo, todas las regiones de oriente, la India, Bactria y sus montes, toda la tierra de Basor, la del Líbano, las islas de Caftor, todo el monte de Sennaar, Armenia, el monte Asur septentrional, toda la tierra de Elam, Asur, Babel, Susiana, Media, todos los montes Ararat, todo el litoral marino al otro lado del monte Asur, hacia el norte: una tierra bendita y extensa, donde todo es óptimo.
HERENCIA DE SHEM
Salió en el escrito de la suerte de Shem el centro de la tierra-que habría de tomar como heredad suya y de sus hijos por siempre-, desde la mitad del monte Rafa, desde la desembocadura del río Tanais, siguiendo su lote por el occidente por la mitad de este río, hasta acercarse a las aguas del abismo por donde fluye su caudal, el cual vierte sus aguas en la laguna Meótica, y de ahí al océano: todo lo que quedaba al norte era de Yéfet, y lo que quedaba hacia el sur, de Shem. Continuaba luego hasta acercarse a Cerasus, que está en la orilla del golfo que mira al sur, y seguía su lote por el océano, en línea recta hasta acercarse al occidente del golfo que mira al sur, llamado golfo del Mar de Egipto. Desde aquí se desvía hacia el sur, hacia la boca del océano, en las orillas de sus aguas. De allí procede hacia occidente, a Afara, y sigue hasta acercarse a las aguas del río Gihón, hasta la ribera sur de este río. Y sigue hacia oriente, hasta acercarse al Jardín del Edén por su parte meridional. Continúa por el este de toda la tierra del Edén, abarcando todo el oriente, volviéndose luego a occidente y llegando a acercarse al oriente del monte llamado Rafa,
y descendiendo hacia las márgenes de la desembocadura del río
Tanais. Este fue el lote que salió en suerte a Shem y sus hijos como propiedad perpetua por generaciones hasta siempre. Y Noaj se alegró por haberle tocado este lote a Shem y sus hijos, recordando las palabras proféticas que él mismo había pronunciado: " Bendito sea Yahweh, el Elohim de Shem, y more el Eterno en la morada de Shem ". Pues sabía que el Jardín del Edén, santo de los santos y morada del Eterno, el monte Sinaí en el desierto y el monte Sión en el ombligo de la tierra, los tres uno frente al otro, habían sido creados santos. Bendijo al Elohe supremo, que
había puesto en su boca las palabras del Eterno, y supo que le había tocado un lote bendito a Shem y a sus hijos por siempre: toda la tierra del Edén, del mar Eritreo, todas las regiones de oriente, la India, Bactria y sus montes, toda la tierra de Basor, la del Líbano, las islas de Caftor, todo el monte de Sennaar, Armenia, el monte Asur septentrional, toda la tierra de Elam, Asur, Babel, Susiana, Media, todos los montes Ararat, todo el litoral marino al otro lado del monte Asur, hacia el norte: una tierra bendita y extensa, donde todo es óptimo.
HERENCIA DE JAM A Jam salió el segundo lote, más allá del Gihón hacia el sur, a la derecha del Paraíso. Va al sur, por todos los montes de fuego, y se dirige a occidente, hacia el mar Atel, y sigue hacia occidente hasta acercarse al mar de Mauk, adonde baja todo lo que no perece. Alcanza al norte la orilla de
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