Generando Arte. La Revista. Nº 3. Octubre 2015 | Page 65
50 sombras que no pueden tapar “la luz”
Por Marian M. Cañizares
La trilogía de 50 sombras de Grey ha sido consumida en su mayoría
por mujeres, entre las que personalmente no me encontraba hasta
hace unos pocos días, cuando se me planteó la posibilidad de analizar dicho texto. Para intentar comprenderlo mejor y construirme un
punto de vista propio me decidí a proceder a su lectura..
Mis ojos fueron recorrieron las páginas, y poco a poco me fui
introduciendo en el universo violento y represivo que había creado
la autora y que progresivamente va asfixiando a la protagonista sin
que ella llegue a ser consciente. El texto recoge conceptos manidos
procedentes del amor romántico - el hombre es el guía de la mujer,
el maestro, el amo, el protector, y el amor incondicional de esta lo va
a salvar de sí mismo a través de la inocencia, y la virginidad- articulando un cuento de hadas ubicado en el siglo XXI poseedor de una
clara estructura ideológica fundamentada en el abuso, el control y el
sometimiento psicológico, físico y sexual de la mujer, al tiempo que
todo ello es justificado a través de la imagen de un joven y deslumbrante millonario atormentado por su pasado. La violencia contra
la mujer que rezuma desde todas sus páginas es sustentada en una
mezcla algo obtusa de “romanticismo-erotismo-BDSM-desigualdad
de poder”, en un despotismo constante en casi todas las interacciones de la pareja protagonista. Él hace uso de las estrategias típicas de los maltratadores: acoso,
intimidación, aislamiento social, violencia sexual y psicológica. Ella presenta respuestas típicas
de la mujer maltratada: constante percepción de peligro, alteración de su identidad, manejo del
stress, anhelo constante por tener una relación normal, desempoderamiento, sentimiento de
aprisionamiento en la relación y comportamientos mecanizados en respuesta al abuso que está
recibiendo. La novela escenifica una desoladora visión de una relación de pareja basada en la
desigualdad y la violencia.Estamos intentando que se produzca un cambio en nuestras sociedades, que la igualdad sea real y no tan solo formal, para lo que es fundamental la erradicación de la
violencia del hombre sobre la mujer, y una de las bases para que ello suceda es la modificación de
las conductas desde la adolescencia. Según datos de los últimos estudios llevados a cabo por el
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, sobre la Violencia de género en la adolescencia y la Juventud, nuestra sociedad posee un alto porcentaje de adolescentes que siguen apo-
yando planteamientos justificadores del sexismo y la violencia : los chicos
pueden salir con muchas chicas y tener múltiples relaciones sexuales en su
vida, pero no al contrario, un hombre no debe llorar, si una mujer es agredida por su marido es porque algo habrá hecho, para tener una buena relación
de pareja es deseable que la mujer evite llevarle la contraria al hombre, has
de encontrar a “tu media naranja” y así llegar a ser como una sola persona o
que los celos son una expresión de amor. Los estudios demuestran que este
tipo de planteamientos los han recibidos en mayor medida de boca de sus
mayores, al tiempo que ponen de manifiesto la resistencia existente al cambio de mentalidad, y como el machismo continúa fuertemente imbricado en
el interior de las personas, destacando como principal condición de riesgo
desde la adolescencia.
La violencia contra la mujer se normaliza mediante películas, novelas,
música, pornografía, etc. y hay fuertes correlaciones entre los riesgos para
su salud y el consumo de este tipo de series de ficción. No es serio hablar de
edificar una sociedad en igualdad y descubrir que una mujer (la escritora de
la novela, E.L. James) hace uso de su capacidad creativa para lanzar a lo ancho y largo del planeta, mensajes como: “mujer sométete al varón y sé feliz” y
“el hombre es tu dueño”. Como sociedad no podemos permitirnos transmitir este tipo de mensajes sexistas constructores de identidades machistas y
de violencia de género desde las páginas de una novela convertida en bestseller y esperar que los
mismos no lleguen a las/los adolescentes condicionándolos a la adopción de patrones sexistas de
comportamientos. La tolerancia social que ha recibido la trilogía es inadmisible al tiempo que
indicador claro del estado del Patriarcado, el cual está más vivo que nunca cuando millones de
personas (principalmente mujeres) se lanzan sobre sus páginas identificando en ellas tan solo
una novela romántico-erótica. Recordemos que nosotras somos, en la mayor parte del planeta,
las que seguimos educando a las/os niñas/os en franca mayoría, por mucho que nos pese este
esquema, luego, ¿qué tipo de educación se puede transmitir a un adolescente cuando tú misma
aceptas este tipo de planteamientos destructivos de tu identidad?. No le recomendaría a nadie,
hombre o mujer, la lectura de estos textos, excepto como manual de aprendizaje para comprender la forma de construir la violencia de género dentro de la pareja, y para que esta no sea
reproducida
Ilustración y texto: Marian M. Cañizares
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