Generando Arte. La Revista. Nº 3. Octubre 2015 | Page 42
El arte de los abandonados y de los robados
Por Rosa Mª Torrademé
H
ace pocas semanas conocíamos la noticia del hallazgo de un recién nacido en los
baños del aeropuerto de Múnich [1]. Desafortunadamente noticias como esta se
repiten periódicamente en los medios de comunicación y aunque ya ni siquiera
inquietan la consciencia de la mayoría de la población, acostumbrada a la violencia estructural del día a día, lo cierto es que representan una grieta en el bienestar social, entendido
como la matriz en al que crecen y se desenvuelven los futuros humanos.
Porque, una vez han pasado los treinta o cuarenta segundos de noticia, ¿quién más vuelve a pensar en ese bebé que acaba de venir al mundo y no tiene absolutamente nada? solo y
no en todos los sitios, un padre artificial llamado Estado que se encargará de intentar darle
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oportunidades para reintegrarlo en la sociedad.
Los primeros años de vida de este bebé probablemente pasarán en un orfanato o el equivalente del siglo XXI, y quizás con un poco de suerte una pareja decidirá adoptarlo y darle
la familia que el destino le negó de un buen principio, en definitiva una segunda oportunidad para volver a empezar.
A lo largo de la historia de la humanidad, la tarea de ayudar a estos niños a desarrollarse
en un ambiente favorable ha recaído en mujeres con o sin hijos propios y en instituciones
religiosas y/o civiles. El hospital Foundling (Hospital de niños abandonados) en Londres,
hoy en día reconvertido en un museo, es uno de los lugares que intentaron ser el hogar de