Generando Arte. La Revista. Nº 3. Octubre 2015 | Page 30
Maruja Mallo
Por Asunción Bau
S
28
Retrato
u obra no deja insensible a nadie, artistas, críticos , coleccionistas o simples aficionados.
Durante el periodo de preguerra su estilo pasa por dos etapas bien diferenciadas, de las
que la primera se reconoce por su exultante colorido, mientras que en la década de los 30 la
característica más acusada es el empleo de los tonos sobrios y apagados.
En 1928 expone en las salas de la Revista de Occidente los cuatro óleos que constituyen la serie
dedicada a las fiestas madrileñas, del que forma parte “La Verbena” (A), perteneciente al Museo
Reina Sofía. Pintura plena de colorido y barroquismo, en ella los motivos se multiplican y la autora
manifiesta un agudo sentido crítico y fina sátira.
La relación con Alberti, en su juventud, propicia una influencia entre ambos indiscutible, no era el
poeta conocido, sino un soñador del arte; relación con altibajos y crisis. Mientras él escribe “Sobre
los ángeles” ella se encuentra en el mundo de “Las cloacas y campanarios”, alegoría de las cenizas
de la España negra, una reflexión sobre la vida que enlaza con la vanitas, con el barroco español,
con el cine de Buñuel en “El perro andaluz”, como ella misma dice (1)
La obra de uno y otra se superpone. Los “Sermones y moradas” de Alberti son transcripciones de
los cuadros de Maruja. Al mismo tiempo es el inicio de los proyectos comunes, la elaboración de
los figurines y decorados que ella realiza para las obras teatrales que escribe Rafael: “Sta Casilda”
“La pájara pinta”, las figuras de guiñol o