“Hace muchos años era muy
difícil plantearse que unas
personas con discapacidad
pudieran formar parte de un
equipo de fútbol”, haciendo
referencia a la labor que hace
actualmente el Récord Infantil.
“Normalizar su vida, que
puedan tener un acceso a las
actividades junto al resto de
personas que no tienen
ninguna discapacidad, es un
paso muy importante”.
Para Orta, estas acciones
tienen “múltiples beneficios.
No sólo para la propia
persona, por la gratificación,
la superación, la autoestima,
la
mejora
de
sus
capacidades… Sino también
para la familia porque se
caen muchos mitos. Algunos
creen que no son capaces de
hacer algunas actividades,
que compitan al nivel que
sea.
Todo ayuda porque, además, se
crean grupos de apoyo entre
las familias implicadas. Este
‘foro’
común
sobre
la
problemática y la atención que
necesitan
esas
personas
sensibiliza al resto de la
sociedad.
La
integración
permitirá
compartir
experiencias y no sólo para
aquellos que lo viven de cerca.
Estas acciones hacen que el
resto de la sociedad se
conciencie y sea más fácil la
lucha
por
la
igualdad”.
La integración y la evolución son dos ingredientes que
defienden la presencia de estos niños en el equipo de fútbol.
Eva Goya es la progenitora de Alexis, quien llegó este año al
Récord: “Mi principal preocupación es la alimentación, no
come bien. Todo el problema de visión se le ha pasado
al estómago. Siempre le hablamos de la importancia que
tiene para la práctica deportiva. Sin comer no se puede
jugar al fútbol”, explicó.
Eva Goya recuerda cómo fueron los inicios de su hijo en el
mundo del fútbol: “Estábamos en La Gomera y Alexis
jugaba en la Torre del Conde. Allí lo vio un entrenador y
quiso ficharlo. No lo teníamos claro porque siempre
estaba débil porque no comía bien. Era alérgico a
algunos alimentos y se fue haciendo un círculo que nos
ha costado mucho atajar. Pero ahí comenzó y desde ese
momento el fútbol forma parte de su vida. Lo es todo.
Muchas veces no sé de dónde saca la energía. Pero
tengo la esperanza y la convicción de que el deporte le
ayude a superar ese problema”, dijo.
Sus comienzos no fueron fáciles: “Recuerdo que no le
dejaban jugar porque llevaba un parche en uno de sus
ojos. Pero su insistencia y la de su padre acabaron con
Alexis en un equipo de fútbol. Siempre quiere aprender
cosas nuevas y es muy emotivo ver cómo evoluciona y
crece como persona”.
La discapacidad de Alexis le lleva a utilizar gafas en los
entrenamientos. Sólo se las quita para los partidos, pero no
llevarlas significa un empeoramiento de su estado: “No
puede estar mucho tiempo sin gafas. Una vez jugó sin
ellas y llegó a casa con muchos dolores de cabeza. De
hecho estuvo tres días sin poder ir al colegio”, recordó su
madre.