Marcos tiene una discapacidad del 63 por
ciento, no tiene visión en su ojo izquierdo,
tiene dificultades en psicomotricidad y un
retraso cognitivo, mientras que Alexis sufre
una discapacidad sensorial que afecta a su
vista. Tiene casi nueve dioptrías en uno de sus
ojos y cinco en el otro. Además sufre
ambliopía (popularmente conocido por ojo
vago). Los nervios por sufrir esos problemas le
ha afectado directamente a la alimentación.
Ambos han experimentado una evolución
importante, en parte por ‘culpa’ del Récord,
equipo que les ha acogido con los brazos
abiertos y que desde un primer momento ha
formado parte de su entorno.
“Marcos empezó a jugar a los siete años.
Todos los especialistas coincidían que para
su discapacidad era importante compartir
experiencias con un grupo. Hasta el
momento todo ha ido muy bien, hemos
cambiado de equipo en varias ocasiones,
no por su adaptación sino por otras
circunstancias, y en todos se ha adaptado
de maravilla. Este año, al igual que Alexis,
se ha visto arropado por sus compañeros.
Tenemos un grupo excepcional y todos
colaboran para que sean uno más”, comentó
Alberto Hernández, entrenador del Infantil
Récord y padre de Marcos.