Aspectos
tales
como
la
autoestima, el carácter, la
socialización o valores éticos
altruistas se verán favorecidos
o perjudicados en función de
cómo gestionemos los grupos
deportivos de niños y niñas.
Es
fundamental
que
conozcamos cómo se produce
el
desarrollo
evolutivo
infantojuvenil, y saber manejar
estrategias eficaces que nos
lleven en el buen camino de la
conducción del equipo y del
desarrollo como personas de
sus componentes, que es lo
que debe primar en edades
infantiles. A estas edades la
victoria no va a ser que
arrasen
en
competición
ganando todos los partidos,
a estas edades la victoria es
conseguir inculcar en ellos y
ellas unos buenos patrones
de comportamiento,
de respeto y buena conducta.
Dejemos
el
resultado
deportivo
para
años
posteriores, cuando vayan
creciendo, apostemos en
estos primeros años de
desarrollo por los resultados
de
crecimiento
como
personas. Nuestra labor en
este sentido va a ser casi tan
importante como el papel que
ejercen los padres y madres de
los/as jóvenes deportistas o del
profesorado de la escuela a la
que acuden.
De manera opuesta a la
creencia
popular,
la
participación
en
deportes
organizados no representa un
beneficio automático para el
niño o la niña. Se suele decir
que si quieres que el niño o la
niña desarrolle su carácter, se
sociabilice, aprenda nuevos
valores, etc.
hay que apuntarlo en un
equipo deportivo, pero para
que esto ocurra, el papel
del/de la gestor/a deportivo/a
va a ser fundamental. El
desarrollo del carácter, del
liderazgo, de la buena
conducta deportiva y de las
orientaciones
hacia
un
objetivo no aparecen por arte
de magia con la mera
participación.
Estos
beneficios a menudo llegan
gracias a una supervisión
adulta competente con
entrenadores
y
preparadores
que
entienden a los niños y a
las niñas y saben de qué
manera
estructurar
programas que favorezcan
el
aprendizaje
de
experiencias positivas.
El/La gestor/a deportivo/a
es una persona influyente
en la vida de los/las
jóvenes deportistas y, por
lo tanto, alguien a quien
imitar. Por este motivo,
debe ser congruente con
sus
acciones
y
comportamientos,
tanto
dentro como fuera del
campo de juego. Seamos
modelos
de
comportamientos
positivos para niños y
niñas, y para ello, un/a
buen/a
gestor/a
deportivo/a debe cumplir
las siguientes funciones: